Calabazas, perlas y hombres sin sentimientos
14 Nov 2009 por Isi
Hay días que, a pesar de disponer de tiempo suficiente para hacer lo que más nos gusta, al final lo empleamos en otra actividad que no creíamos tan grata en principio pero que puede llegar a serlo. Lo que quiero decir es que ya había terminado de estudiar una asignatura y pensaba dedicarme a avanzar con La historia de Genji más de lo que se supone que debo avanzar el fin de semana (debido precisamente a los estudios), pero mis planes se vieron truncados por ciertos requerimientos culinarios. Me quejo un poco, pero al final no ha estado tan mal.
Resulta que a una amiga le regalaron una calabaza gigante -creo recordar que dijo que medía un metro de largo: más o menos como la carroza de Cenicienta, para hacernos una idea- y como buena amiga que es, me ofreció un trozo que acepté. Calculo unos 4 kilos (ella dijo que me daría 3 ¡mentirosa!). El viernes hice un puré que me sirvió de cena y de comida del sábado, pero me sobraban todavía un montón de kilos de calabaza, así que tuve que decidirme a hacerlo, sí; con gran pesar en mi corazón he dedicado la mañana del sábado a buscar recetas -que no fueran puré, claro- y su respectiva tarde a llevarlas a cabo…
Lo malo de no tener ni idea de cocinar es que la mitad de los ingredientes no los conoces, y he tenido que buscar imágenes en google de los “sobres blancos y azules de gasificante” (se compran en mercadona; están al lado de la levadura), enterarme de que el jengibre no es una bebida y se compra en polvo (¿y yo qué sabía?), y de que hay más de dos tipos de harina.
Al final encontré dos recetas adecuadas a mi capacidad pues, aunque mi actitud es la mejor, mis aptitudes culinarias dejan mucho que desear. Aquí están los links para hacer un bizcocho de calabaza y una tarta de lo mismo, no vaya a ser que otra persona se encuentre en mi misma situación. No, no me deis las gracias.
Mientras escribo esto se está haciendo la tarta, en la que he puesto muy pocas esperanzas (¡el cuchillo nunca sale limpio!), pero el bizcochito me salió (a mi estilo) y lo dejo aquí para la posteridad. Por otro lado, del Genji acabo de pasar la mitad del libro -me queda más o menos un milenio para acabarlo- y el lunes tendré que renovar un par de préstamos de la biblioteca… Así que una de dos: o abandono el blog hasta el año 3000, o escribo las reseñas de un par de libros cortos que leí hace unos días.
La perla, de John Steinbeck
Gracias a Lahierbaroja me animé con este librito que había heredado de la biblioteca de mi padre. Antes de leerlo no sabía absolutamente nada del argumento.
Es una historia sobre un matrimonio que se dedica a pescar perlas y, en un golpe de suerte, encuentran una gigantesca que podría sacarles de la pobreza y proveerles de una vida mejor para ellos y para su hijo…pero todo se vuelve en contra de esta pobre gente. Y no penséis que ahora quieren cosas fuera del alcance de la mayoría, no; su ilusión es casarse y que su hijo (Coyotito) vaya al colegio. Muy humilde, en mi opinión.
En fin; es una pena ver cómo se les arriman ahora los interesados en su futura riqueza, cómo les engañan y cómo intentan destruir su vida; nadie les ofrece una oportunidad de cambiar su suerte. Es una historia muy triste que parece decirnos que nadie tiene derecho a soñar con algo mejor.
Diario de Golondrina, de Amélie Nothomb
¿Alguien pensaba que esta semana no iba a reseñar ninguno de A. Nothomb? Hombres de poca fe…
Esta vez el protagonista es un asesino muy peculiar que trabaja para unos mafiosos del este de Europa. Nuestro asesino carece, literalmente hablando, de sentimientos; ha conseguida anularlos y tan sólo hay una cosa que remueve un poquito por dentro: una canción de Radiohead.
Pero nuestro hombre sin escrúpulos conoce a Golondrina y será el depositario de su diario, encargado de preservarlo de miradas inapropiadas hasta el fin de sus días. Ni que decir tiene que el final del libro es estupendo.
Ana,la receta de Lasaña, riquísima, además con setas que me encantan mejor que mejor.
El problema son las cantidades, pero más o menos …
Al final no sobra nada desde luego. Gracias.
Luci: Hiciste ya la receta??
¡Que¡barbaridad¡ ¡Qué manera de leer, de cocinar…de hacer deporte…..
perdón por lo de las cantidades, me embalé y no reparé en ello.
Ana: tenía urgencia para poder aprovechar todos esos kilos de mi “súper calabaza” que por cierto ¡aún quedan! pero con la Lasaña utilice una porción grande, ahora el resto para unos deliciosos bizcochos y magdalenas.
La lectura, por la noche unas horitas y el deporte, ya sabes, cuando quieras te presto a mi ¡Personal Coach! que te pone a tono enseguida.
Luci, deja, deja, mejor no me prestes…. que no quiero imaginarme el previo sufrimiento para que me ponga a tono…..
saludos
jope mami, ¡quiéreme!
Gracias por recomendarme la perla. Me paso por aqui a enterarme algo mejor del argumento. Veo que te resultó muy triste. Sin embargo estoy tan decidido a conocer mejor a Steinbeck que voy a apuntármelo. Además, es cierto que esa pujanza contra la adversidad parece recordar a Las uvas de la Ira. Gracias de nuevo.
José Daniel: qué viejita es esta entrada!! jejeje
Bueno, espero que te guste. Es un libro que se lee en una tarde. El estilo es un poco distinto, pero sí, también te deja hecho polvo.