Comentamos la primera parte de La fórmula preferida del profesor
10 Feb 2012 por Isi
Antes de nada:
Lo primero es avisar a todos los que lean esta entrada: la he publicado con el fin de que las personas que participamos en la lectura conjunta de La fórmula preferida del profesor podamos comentar partes del libro entre todos, ya que nos parecía más cómodo hacerlo de esta manera. Si alguna persona más quiere apuntarse, he puesto de plazo hasta el día 15 de febrero; solo tiene que decírmelo a través del blog o por email.
Por supuesto, puede particpar y comentar todo el que quiera que haya leído el libro, pero ¡ojo! que vamos por partes y no estaría bien descubrir el argumento a los que todavía no lo han leído. Una vez dicho esto,
Comentemos…
Hoy vamos a comentar los capítulos 1 al 3 (más o menos hasta la página 100).
Si los números hubieran sido descubiertos por nosotros, nadie tendría tantas dificultades y los matemáticos no harían falta siquiera. Nadie fue testigo presencial del nacimiento de los números. Cuando nos dimos cuenta, ya estaban allí.
Nos encontramos sin duda ante una historia muy peculiar gracias al personaje del profesor; una persona cuya memoria no dura más de 80 minutos y que utiliza una chaqueta llena de notas para no olvidarse de ciertos detalles, como por ejemplo, de que tiene una asistenta o de que su memoria solo dura 80 minutos… ¿Cómo haríais vosotros para recordar las cosas si vuestra memoria fuera tan breve? ¿En qué lugar encontraríais mejor vuestros recuerdos?
Pese a que se pasa mucho tiempo encerrado en sí mismo, “pensando” y resolviendo problemas matemáticos, el profesor encuentra la manera de relacionarse con los demás a través de algo que no le va a fallar: los números. Me pregunto si desde su accidente ha utilizado siempre estos números para comunicarse, pese a su memoria, o si ha sido un proceso de ensayo y error. Porque claro, de béisbol no puede hablar porque no está al día, pero las matemáticas, como él dice, están allí desde siempre y son una verdad que no se modifica a lo largo del tiempo. ¿Cómo se os ocurriría entablar conversación si vuestra memoria hubiera quedado anclada años atrás? Y siguiendo esta pregunta y poniéndome en el caso de la asistenta, ¿soportaríais que cada día os preguntaran qué número de zapato usáis? Tiene que ser un poco agobiante, ¿no? jeje.
Me he quedado un poquitillo preocupada cuando, casi al acabar esta parte, vemos que el profesor se siente muy incómodo en la calle. No disfruta del paseo, de los cerezos en flor (tan típicos); del aire libre, en fin. ¿A alguien se le ocurre la razón de que solo se sienta cómodo en su casa? Yo, de momento no lo sé, pero me da algo de penita… Por lo menos hemos podido ver que no es un hombre totalmente cerrado en sí mismo, a pesar de todo, pues le gustan mucho los niños y se ve que se siente a gusto con ellos.
En general el libro me está gustando mucho. Es algo fuera de lo común, pero como transcurre en Japón, ya lo veo todo algo más normal. Para allí, claro, que son tan especiales 😉 . La enfermedad del profesor es un poco triste; ya me estoy imaginando cuando estos tres personajes se separen y el profesor les olvide en unos minutos, aunque seguro que la mujer y Root guardarán su recuerdo con cariño.
Quien quiera puede dejar sus impresiones a continuación. Espero que la lectura os esté gustando.
Y la sorpresita:
La editorial Funambulista, en vista de que somos tantos participantes para la lectura de este libro y que ha tenido tanto éxito, nos ha cedido otro ejemplar para sortear: La vida singular de Albert Nobbs.
Así que, una vez publicadas las reseñas de la lectura conjunta, se sortearán ambos libros: el primer ganador podrá elegir entre La residencia de estudiantes y La vida singular de Albert Nobbs y el segundo ganador se quedará con el libro que haya quedado libre.
La verdad es que es un grandísimo favor por parte de la editorial, teniendo en cuenta que La fórmula preferida del profesor no es un libro que esté en promoción, así que se lo agradezco muchísimo desde aquí.
Yo ya lo he terminado, me gustó tanto que en dos días me lo terminé. Aprovecho para comentarte que si alguien tiene problemas con sus fechas más próximas no me importa cambiar.
Ahora pasando a comentar me voy a limitar a tus impresiones para no poner cosas que han pasado más adelante. Para mí el personaje del profesor ha sido muy especial, se le coge un enorme cariño desde el principio, parece tan frágil, a mí me ha dado muchísima pena. Yo supongo que en su caso también lo apuntaría todo, aunque llevarlo encima quizás no, en una libreta que tuviese en alguna zona imposible de pasar desapercibida.
Respecto al pesonaje de la asistenta, creo que es una mujer con un gran corazón, hay que tener mucha paciencia para soportar las mismas preguntas un día tras otro sin acabar de los nervios…
Creo que la reacción del profesor al salir a la calle es normal, tiene que ser angustioso no saber a lo que te vas a enfrentar, todo habrá cambiado desde sus últimos recuerdos y será desconocido, personas nuevas a las que enfrentarse sin ninguna protección… yo creo que en su situación también estaría incómoda, en casa es donde lo tiene todo más o menos controlado
Me encanta esta puesta en común, y la sorpresa ha estado genial. Me volveré a pasar a lo largo del día para leer más comentarios
un beso!
Graacias Tatty, me alegro de que te haya gustado tanto 😀 (yo me estoy controlando, más que nada porque si no, igual me voy de la lengua también en los posts y en los comentarios, y así tengo más claro hasta dónde puedo hablar (lo que he leído, claro está, jeje).
Yo también pienso que la asistenta es una mujer muy paciente; yo le apuntaría una nota con mi número de pie, jajaja (es broma).
Da mucha pena el profesor. ¿Crees que no le gusta salir porque la impresión de lo mucho que ha cambiado su calle y su barrio es demasiada para él y le confunde? pues puede ser, sí. Pobrecillo.
Yo voy por el capítulo 7 u 8, no me acuerdo (huy, huy, huy). Me está gustando mucho, la verdad, me tiene enganchada.
Me está pareciendo un libro muy triste, porque yo misma en el caso del profesor no sé lo que haría. No me lo puedo ni imaginar, pero supongo que cada 80 minutos me tiraría de los pelos. Y en el otro lado, en el lado de la asistenta, no queda otra que tener paciencia y buen corazón como hace ella. Me da mucha pena el profesor con sus nueve estrellas azules en el expediente de la agencia Akebono.
Coincido con la opinión de Tatty por el nerviosismo del profesor al salir de casa. Todo debe haber cambiado tanto que se confunde. A él sólo le calman sus números porque los recuerda bien y es algo muy tangible para él. O quizá le agobia porque sabe que no va a recordar nada de esa nueva calle y se refugia en los números, se encierra en sí mismo, donde no se puede perder. Tampoco está muy acostumbrado a ver a mucha gente ni a hablar con ellos y seguro que eso también le descoloca. Es que hay que ponerse en su situación, debe ser desesperante.
Bueno, gran iniciativa la de comentar el libro de esta forma. Me iré pasando para seguir debatiendo y leyendo más mensajes. Por cierto, gran noticia la del sorteo de Albert Nobbs, es un libro muy apetecible ^^
¡Saludos!
Estoy de acuerdo con Tatty, en primer lugar en que si yo fuera la asistenta, no podría llegar ahí cada día y decir
– Hola, soy la nueva asistenta.
Y sí, salir de casa me pareció muy lógico que le agobiara, pero en mi caso, pensaba más bien en que tendría miedo a que en medio de la calle, olvidara qué hacía ahí, o dónde estaba, o qué camino había tomado para llegar hasta ahí.
¿Cómo se siente un adulto al verse perdido como un niño pequeño, en medio de su propia ciudad? ¿Y cómo sabe si es su propia ciudad? Con que hayan construído un barrio nuevo en los últimos años, no sabrías dónde te encuentras.
A mí me parece algo entre kafkiano y humillante, y el hecho de que salga de su “zona segura” con una mujer a la que conoce desde hace un rato (porque para él es “la nueva asistenta”), solo porque tiene un dibujo en un papel de ella… demuestra una gran confianza, incluso un poco de irresponsabilidad.
Por no decir que su aspecto físico (con las notas, el traje, etc..) debía ser lamentable, y si no era consciente de esto, en todo caso las miradas de la gente le devolverían esa imagen bochornosa.
Bueno chicas, yo me pongo a llorar solo de pensar que le pueden mirar como a un bicho raro cuando sale a la calle, pobrecito 🙁 Aunque no sé, parece que él no se da cuenta de nada, simplemente no mira a su alrededor y punto.
Es verdad, Loque, no había pensado en que se ha ido a la calle con una desconocida, que para él lo es… Pero es que no le queda otra que abrir la puerta cada día y dejarla entrar.
Por lo que estamos diciendo, me recuerda a los típicos casos del alzheimer, cuando la policía encuentra a una persona que salió a la calle y luego se perdió y no sabía volver.
Ayyy me está dando penilla.
Voy a cambiar de tema: ¿os acordábais de los números primos? Yo odiaba las matemáticas, pero así, poquito a poquito, no me molestan 😉
Creo que la forma de empatizar que tiene la asistenta con el profesor nace de la forma más acertada: de alguna manera le deja que sea él quien de el primer paso de acercamiento (ahí la pregunta del número de pie). Si no se tiene un mínimo de paciencia, sería imposible estar cerca de una persona como ese hombre. Cuando se quiere hacer algo, se hace; sean cuales sean las circunstancias.
Respecto a la comodidad casera, lo veo lógico. El hombre lleva años entre esas cuatro paredes que a pesar de sus pérdidas de memoria, reconoce como propias y su esencia está impregnada en todas las paredes y muebles… Además la falta de relación de forma un poco constante con otras personas no han ayudado nada.
:****
Yo no lo he empezado así que no he leído la entrada, en cuanto lo empiece me paso de nuevo =)
Yo de los números primos sí pero de los amigos o de los números perfectos para nada, ha sido divertido recordar esas cosillas y eso que yo soy más bien de letras, pero con una persona como el profesor da gusto estudiar…
Me lo terminé ayer, que me ha gustado tanto que me costaba trabajo dejar de leer. Y comparto esa impresión de que el profesor tenía miedo en la calle. Salir de la seguridad de su casa, que está igual que siempre, por tanto sí la recuerda. Pero en la calle, con los cambios, la gente, no conocer nada, tantas novedades… Tenía que estar nervioso a la fuerza. Y no cuento más, no vaya a ser que me pase…
¡Y que detallazo de la editorial! ¡Gracias!
Besotes!!!
Yo no me acordaba ni de los números primos ni de nada porque las matemáticas se me han dado fatal toda la vida. Apuntando a las letras desde siempre. Sé lo básico: las tablas, sacar raíces cuadradas, sumar, restar, dividir, multiplicar… ¡Pero no me pidáis que os despeje una X porque no recuerdo cómo hacerlo! Y eso que mi profe de mates era muy majo y cada cien problemas nos montaba una fiesta ^^
Sin embargo, al leer este libro me han interesado ciertas cosas y me he sorprendido a mi misma buscando en internet información sobre matemáticas. Cuando un libro motiva de esa manera a una negada de los números como yo, es que tiene algo. Es tan sencillo como mágico, ¿no creéis?
Hola, bueno, cuesta un poco comentar por partes, jeje.
Me ha encantado el libro, es muy emotivo y en cierta forma bastante crudo. El profesor es un personaje simpático y a la vez muy sabio dentro de ese lamentable problema que lo aqueja y que lo hace vivir una vida nueva cada día. La asistenta creo que es una mujer muy comprensiva, quizá debido también a su propia historia de vida. El profesor ve el mundo a través de los números y de esa aparente rutina de todos los día, que es lo que hace su vida; por eso verse en un lugar que no conoce lo altera de esa forma.
Realmente los personajes me resultaron entrañables. Seguramente si en los colegios se enseñaran las matemáticas de la forma que el profesor la enseña al chico y la madre seríamos menos los que odiaramos esa materia!!jeje
Un gusto participar!!
Saludos
A mí también me parece que es bueno que la asistenta deje siempre dar el primer paso al profesor, para evitar que se descoloque; mejor que las cosas vayan a su ritmo y que no se ponga nervioso.
En cuanto a los profes de mates, Carol, me muero de envidia si dices que tenías uno majo!! A mí tampoco es que se me den muy bien, pero claro, he ido por ciencias y siempre he tenido asignaturas de problemas, como Bioestadística y genética…. y comparto la alegría de la asistenta cuando descubre la solución a algo (en el capítulo 3, cuando el profesor les pone “de deberes” hallar los sumatorios de muchos números). A veces has tardado una hora en solucionar alguno y realmente te sientes bien cuando lo consigues!!! 😀
Gracias a todas por pasaros y comentar vuestras impresiones!
Yo era una anti-matemáticas hasta que tuve a un profe de mates que ¡oh, sorpresa! sabía explicar. Creo que antes pasará un camello por el ojo de una aguja que encontrar un profe de mates que sepa explicar.
Quizás por eso el protagonista despierta tanta ternura, no? Porque un matemático que sepa explicar las mates es digno de amor y cariño. Y sí, coincido con vosotras en que me choca un poquito que se atreva a salir a la calle así de repente con la asistenta que acaba de conocer. Pero a mí me gusta pensar que la asistenta era también una persona muy especial, maternal, y que se le notaba en la mirada esa ternura que nos inspira a nosotros el profe.
P.D: Isi me ha dado permiso para meter baza aunque no participe en la lectura conjunta 😉
Lo de tener memoria únicamente de los últimos 80 minutos es una paradoja en sí mismo, porque no es que pierda la memoria en bloques de 80 minutos, sino que se trata de un proceso contínuo. Es como si su memoria fuera un recipiente en el que un grifo vierte agua y por el desagüe se precipita el agua al mismo ritmo que la que entra.
De esta manera, si alguien estuviera siempre presente con esa persona, nunca la olvidaría porque la conoce desde siempre esto es, desde hace 80 minutos.
El libro desde el comienzo va dejando muchas incógnitas: El anciano dibuja la cara de la asistenta y se la prende del traje porque es consciente de que pierde la memoria, sin embargo por la mañana cuando entra de nuevo la asistenta no mira al dibujo para ver si es la misma que dibujó sino que le pregunta por el número que calza o la fecha de nacimiento cada día.
Los números, más que las matemáticas, son su conexión con el mundo real: Yo no puedo acordarme de quién eres, pero si la suma de los números de tu fecha de nacimiento está relacionado con la mía, por ejemplo, porque son números primos o complementarios o perfectos o contrarios, estamos en conexión por la magia de los números.
Lo que nunca se pierde, según el libro, ni con la memoria, son las emociones…..
Bueno, a seguir leyendo
Yo también lo he terminado.
El profesor me pareció entrañable, se le coge enseguida cariño y te apetece cuidarlo y mimarlo. Así que no me extraña que a la asistenta le pase lo mismo.
También me gustó mucho el personaje de la asistenta, con un corazón de oro y de su hijo Root dotado de una gran madurez.
Lo de la calle, me pareció lógico. El profesor en la calle era como un niño o un perrito perdido, sin conocer nada, sin saber adónde ir, casi ni quién es…
¡Hola! Comencé el libro ayer y me detuve al final del capítulo 3 para venir a comentar; aunque en cuanto lo publique vuelvo a él, ya que me tiene muy interesada.
Me gusta mucho la relación que se establece entre el profesor y su asistenta, una relación que recomienza cada día. Ella tiene un corazón muy grande y una paciencia aún mayor, y él… uf! qué angustia que me dan algunos de sus momentos: la salida, la peluquería, el descubrir que su ídolo de baseball hace años que está retirado…todo aquello que no puede controlar o mantener estable a través de sus números.
Creo que a lo largo del libro podremos ver como estos personajes influirán positivamente en la vida del otro, aunque nuestro querido profesor (le vamos tomando cariño desde el principio ¿no?) seguramente no podrá reconocer esos beneficios.
Las/los sigo leyendo!
Saludos!
¡¡POR-DIOS-QUÉ-VERGÜENZA!! Aún no comienzo el libro :/ He tenido un par de problemas con el iPad así que no lo he cogido. Pero descuida, que para la próxima discusión estaré listo 😉 Y seguro lo acabo este mes. Por cierto, creo que se borró un post que dejé en Kafka en la Orilla…
Un abrazo.
Mónica, qué guay lo de tu profesor, como dices es un caso muy extraño, pero ya sabes que toda regla tiene que tener alguna excepción 😉
En cuanto a la confianza entre la asistenta y el profesor, Korua-do nos lo ha expliado muy bien: si la asistenta lleva más de 80 minutos con él, como es una cosa progresiva, para él ya es como si la conociera desde siempre, así que más o menos puede fiarse de su compañía… digo yo.
Pero es curioso que cuando llega todos los días a su casa, no mire su notita con la foto, sí… solo se preocupa de buscar una conexión numérica entre ambos.
Laky: sí, ambos personajes son muy buenos y comprensivos. A mí me encantó el detalle de Root cuando va a la biblioteca a buscar información sobre Enatsu, el jugador de baseball, para poder dar conversación al profesor. Un detallazo, verdad?
Soledad: me alegro de que te esté gustando tanto 😀 Sí que se pasa mal de tanto empatizar con el profesor, cuando descubres esas cositas sobre el miedo a salir a la calle y su ídolo de los deportes de hace tantísimos años. Y me daba mucha pena que la gente le mirara por llevar todas las notas enganchadas en la chaqueta 🙁 Yo espero que tenga un final feliz, por favor!! (no me digáis nada, eh!)
Pablo: no te preocupes, que cada uno va a su ritmo (ya ves que unos no lo han empezado y otros lo han terminado ya) y puedes volver y comentar cuando hayas llegado a este capítulo, vale? Tú sin agobios.
No vi ese comentario que me dices, jo. Es que he tenido algún problemilla con los spams, y el programa se volvió un poco loco, lo siento!!
Hola a tod@s!!
A mí me llega el libro el lunes o martes, y espero poder participar ya en el comentario de las próximas páginas. He leído los comentarios y la entrada un poco por encima, pues no quiero saber demasiado…
Un saludo.
¡Qué detalle la editorial! Por cierto, he pasado practicamente toda la entrada sin leer nada, no quiero spoilearme nada 😉
Besitos.
Yo casi es el trozo que llevo leído porque hace un par de días que no he avanzado mucho. La historia me gusta y se lee bien, le tenía algo de miedo porque cuando leí a Murakami, tuve que ir centrada y leyendo despacio, pero este libro es diferente.
Yo también tomaría notas, pero quizás en un bloc o libreta en vez de llevarlas colgadas por la ropa como hace el profesor.
Creo que sería dificil comenzar una conversación si tus recuerdos más actualizados están tan desfasados como los del profesor.
Y por el otro lado, yo si quizás aguantaría que me preguntaran cada día las mismas cosas al llegar a su casa, soy bastante paciente.
No he llegado aún a la parte que sale afuera, así que no leo más de tu post ni de los comentarios hasta tenerlo leído.
Hasta otro momento…
Asun y Little Emily: tranquilas, cada uno que vaya a su ritmo. Yo pongo las entradas pero podéis venir a comentar cuando os apetezca!!
Cartafol: jeje yo lo de la paciencia no lo veo claro para mí; unos días sí, pero luego igual me volvería loca…. En cuanto al estilo de esta autora, en efecto, nada tiene que ver con Murakami. Es todo algo “fantástico”, pero no hasta ese punto que nos quedamos anonadadas sin saber qué ha pasado, por mucho que lo releamos 😉 Pero sigue teniendo ese toque japonés, que de alguna manera te hace pensar que la historia no podía haber sido escrita por otro autor de otra nacionalidad, verdad?
bueno, espero que sigáis disfrutando la lectura, chicos!!
A mi me está prestando un montón el libro, y yo si podría ser la asistenta solo por aprender matermáticas de una manera tan intereesante. No conseguí “descubrir” otra fómula (pese a intentarlo) diferente de sumar uno a uno los números para averiguar el resultado de 1+2+3+4+5+6+7+8+9+10.
Por si no lo habeis adivinado cofieso que estoy leyendo el libro a la vez que busco (lapicero y papel en mano) números amigos, números perfectos (curiosísmo que sean la suma de números naturales sucesivos), números abundantes, deficientes… números primos…… , (vamos que hago los deberes con la asistenta y con Root). Me resultan interesantísimas las relaciones que existen entre los números.
La lectura es fácil sólo que como continúe planteando cuestiones y problemas…. mucho me temo que tardaré más de lo previsto en terminarlo….
Creo que me estoy “enganchando” a estas clases de matemáticas
No tengo el libro todavia y estoy deseando poder empezar a leer. He leido vuestras aportaciones y todavia me dan más ganas de poder empezar. A mi no me importa tener los comentarios por adelantado. Disfruto más de la lectura porque me hacen fijarme más.
Me parece genial lo de hacerlo por partes. Es desgranarlo con mayor detalle.
No entiendo como comentabais que era tan conocido. Me está costando mucho encontrarlo. Y eso que mi librero de cabecera es genial!
Feliz lectura a todos.
Ana: jeje te veo pasándote a las ciencias puras, como sigas así 😀 Pero es guay aprender cosas nuevas o recordar las que sabías hace tiempo (yo no me acordaba de la fórmula para los sumatorios de muchos números, y eso que la he estudiado!). Me alegro de que estés enganchada, jeje
Montse: bueno, me alegro de que no te importe leerlo antes que el libro; yo aviso porque hay mucha gente a la que no le gusta saber nada de antemano. En cuanto a la disponibilidad del libro, lo veo de lo más normal, porque salió hace años y ahora mismo no es una novedad ni mucho menos, así que tendrán que pedirlo y tardará en llegar. Ya miro yo las fechas y te cambio con otra persona, vale? por si no lo consigues a tiempo para tu reseña! Pero tranquila, que lo solucionamos.
Bueno, me sumo a los que ya lo han terminado. Me ha gustado mucho, sigue siendo tan disfrutable a lo largo de todo el libro como en las primeras 100 páginas, así que: ¡a disfrutar lo que a cada uno le quede!
(No digo más hasta que Isi nos habilite a comentar las próximas 100 páginas)
Saludos!
jeje Soledad, me alegro de que te haya gustado. Este viernes comentamos hasta la 200, si os parece bien 🙂
Hola! Ayer empecé el libro y lo dejé al terminar el capítulo 3 para no liarme, pero en cuanto termine este comentario me volveré a poner con él. Además, no había leído ni la entrada ni los comentarios.
Lo primero, Isi, muchas gracias por proponer esta lectura conjunta, yo si no no habría reparado en este libro y me está gustando mucho. Comparto la opinión con muchos de vosotros, a mí no se me daban particularmente mal las matemáticas, pero este libro te engancha y te hace querer saber más sobre los números, sus uniones y curiosidades.
En cuanto al profesor… Despierta una gran ternura en el lector. Te recuerda bastante a las personas con alzheimer, una enfermedad muy dura tanto para el que la padece como para los que lo rodean, pero es que el profesor está prácticamente solo, lo que aumenta la pena que inspira. Según transcurre la historia, se ve que es una persona de muy buen corazón, pero, en mi caso, esto se termina de confirmar cuando descubre que la asistenta tiene un hijo, por cómo se llega hasta a enfadar por dejarlo solo y le abre las puertas de su casa.
Me ha llamado la atención el comentario de Karua-Do, porque ayer, según leía el libro, estaba pensando lo mismo: la memoria le dura exactamente 80 minutos, pero si estás con él más tiempo, ese tiempo es como si se alargara (él lo ha explicado mucho mejor).
La asistenta también me parece una gran persona, al fin y al cabo, tampoco se tiene que molestar en buscar la manera de que el profesor coma zanahorias, y ella lo hace porque le importa. En mi opinión, si tienes ese trabajo y sueles estar con ancianos, lo de tener que oír todas las mañanas la pregunta de la talla del pie, será lo mínimo que tendrás que aguantar.
En fin, que me está gustando mucho!
Un saludo!
L.: muchas gracias por dejar momentáneamente el libro y pasarte a comentar 😀 Me alegro de que te esté gustando tanto!
En cuanto al libro en sí, es verdad que es tiernecito; a mí también me recuerda al alzheimer, aunque algo más benévolo porque el profesor puede guiarse un poco con las notas de su chaqueta.
Es verdad que se ve que tiene buen corazón, y la asistenta también. Ya lo he dicho, pero a mí también me gustó mucho el detalle de Root de buscar información sobre Enatsu para poder charlar con el profesor sobre baseball…
En fin, tiene pinta de ser una historia muy entrañable.
Besotes!!
Ayer leyendo de noche, me di cuenta que me precipité, lo siento… 🙁
Cartafol: no entiendo, ¿por qué lo dices? ¿Leíste de más? No pasa nada si es eso; cada uno puede ir al ritmo que quiera, solo es por comentar parte por parte, sin que sea muuuy largo para ir comentando.
Pero vamos, que hay mucha gente que lo ha acabado ya.
No que leyera demás, es que me puse a buscar la fórmula y os la expliqué y un poco más adelante te hacen reflexionar sobre ello e intentar buscarla tu…eso es lo que quería decir! ;D
Me gusta el juego que das con la lectura conjunta, con esas preguntas que lanzas. Yo te contestaría que no sé cómo lo haría, seguro que li llevaría fatal, porque muentras te comento ya no me acuerdo de las preguntas exactas que hacías, jajaja
Lástima que el libro sólo se sortee para los participantes de esta lectura conjunta, yo me hubiese apuntado al libro de Albert N, después de las estupendas reseñas que llevo leídas de él.
No pude resistirme y leí el libro de un tirón. Y la verdad, me hubiera gustado tener un profe de matemáticas como éste.
En cuanto al profesor y no querer salir a la calle por miedo… de alguna forma el debió ser siempre bastante solitario (sus amigos de pequeño eran los números). De todas formas es comprensible que no quiera abandonar su zona de confort o de seguridad (tiene un nombre en psicología)
Al principio cuando ví todas las estrellas pensé en que sería alguien gruñón y caprichoso; no esperaba a uan persona tan cortés y dulce.
La viuda resulta intrigante ¿Porqué la asistenta no puede cruzar a la casa principal?
Me asombra la capacidad que tiene para empatizar con el profesor y la tremenda paciencia que demuestra.
Cartafol: bueno, por una formulita no pasa nada; además hay veces que viene bien una segunda explicación 😉
Icíar: bueno, es que la editorial no tenía en promoción el de La fórmula… porque ya es de hace mucho tiempo, así que me ofreció estos otros para los que participaran, por eso es un libro distinto del que se está leyendo…
En cuanto a la historia, nos está gustando mucho el profesor, me parece, jejeej.
Lammermoor: bueno, no pasa nada! Si mucha gente lo ha terminado también, así que tranquila.
Es verdad que es un santo como profesor y, aunque divagues y no encuentres la solución a la primera, le encanta ver cómo vas encaminándote en los ejercicios.
Yo también me puse a temblar por lo de las estrellas… y luego no sabía qué pensar ¿le darían ataques de ira y despediría a las asistentas?? Pero luego sabemos que no.
Y sí, la asistenta es una mujer encantadora, muy paciente y muy cariñosa.