Mi Camino de Santiago
17 Ago 2012 por Isi
Hace poco contaba mi intención de hacer el Camino y ¡hala! Ya he vuelto con el Camino hecho. Voy a tratar de contar lo más brevemente posible las etapas que hicimos y las cosas que vimos para que, quien lo tenga en mente, pueda hacerse una idea.
Mis acompañantes: mis padres enrollaos
Etapas 1 y 2:
León – San Martín del Camino
San Martín del Camino – Astorga
Estos primeros 50 km los hicimos en un fin de semana de julio, por dos razones: porque sabíamos que eran dos etapas que tampoco tenían mucho que ver pero, siendo de León, daba algo de reparo no empezar el Camino desde nuestra ciudad y, por otra parte, porque así veíamos cómo era eso de ponerse a caminar 25 km diarios, que creo que ninguno teníamos una idea clara de qué era eso.
Bueno, la verdad es que el primer día no hubo mucho que contar, porque es una etapa llana, con un paisaje bastante uniforme y por un camino paralelo a la carretera. El segundo día pasamos por Hospital de Órbigo, pueblo famoso por su puente romano, que presta verlo en una terracita mientras te tomas un desayuno de colacao con tostadas…
Ya empieza a haber alguna cuesta y, como las temperaturas eran muy altas, la entrada en Astorga se nos hizo un poco larga, pero es una ciudad que merece la pena ver, eso sí; tras descansar un poquito a la sombra.
Ya veíamos factible eso de ir caminando hasta Santiago 😉 .
Etapa 3:
Astorga – Rabanal del Camino
El 4 de agosto comenzamos en serio el Camino, con las mochilonas a cuestas y varios días por delante para llegar a Santiago, costara lo que costara.
La etapa no fue nada complicada; todo llano, aire fresco, aunque hiciera sol; muy relajados y contentos de haber empezado. Antes de llegar a Rabanal nos paramos unos minutos en el Roble del peregrino, un árbol enorme que merece la pena admirar.
Ese día compartimos un tramo del camino con un hombre holandés que hacía el Camino por novena vez; a un ritmo de unos 20 km diarios y acampando en el campo, nada menos.
Rabanal del Camino es un pueblecito pequeño, con casas y calles de piedra y un pequeño monasterio de monjes alemanes. Por curiosidad, mi padre y yo asistimos a vísperas (yo no tenía ni idea de cómo eran estas ceremonias) y nos bendijeron a todos los peregrinos, lo cual viene estupendamente, porque no sabe uno si va a llegar o no a Santiago, ¿verdad?
Etapa 4:
Rabanal del Camino – Ponferrada
Tras una noche movidita, salimos muy de mañana, esto es; de noche, de Rabanal en medio de una llovizna que se convirtió en niebla un poco más arriba, subiendo Foncebadón. Hacer una subida en fresco se agradece, oiga, aunque nos encontramos con un imprevisto: apentas íbamos preparados para el frío. Pero los rigores del Camino son insondables, y en dos días nos llegaría la ola de calor (todo a su tiempo).
Pasamos Foncebadón entre brumas, con la sensación de estar en un pueblo fantasma, deseando que la subida llegara a su fin y comenzara la bajada hacia Ponferrada. Pero Ohhhhh, ¡qué ilusos fuimos al pensar que una bajada nos vendría bien! Aquí viene el primer desengaño del Camino: las bajadas NO molan. Las bajadas te destrozan las piernas y pies inmisericordemente, aunque estés recién bendecido por un monje alemán y peregrinando hacia Santiago, aunque tu padre te haya dicho mil veces que para bajar todos los santos ayudan… Esto fue realmente duro, y es que encima no había ni un pueblecido para descansar en kilómetros y kilómetros.
Con los pies machacados comimos en Molinaseca en un lugar donde, encima, nos atendieron fatal. Y luego continuamos hasta Ponferrada, que vimos brevemente después de una duchita y recuperar nuestra condición de personas.
Etapa 5:
Ponferrada – Villafranca del Bierzo
Esta mañana me di cuenta de que nunca había tenido tantas agujetas en mi vida. La gran bajada se hizo notar y, a partir de ese día, ya sabías quiénes habían hecho la etapa de llegada a Ponferrada y quiénes no (jejeje). Esta vez elegimos un remedio alternativo a la bendición divina: el ibuprofeno. Y va bien, que conste.
En Villafranca vivieron mis padres hace un par de siglos, así que estuvimos viendo el pueblecito mientras me contaban qué hacían por allí y por allá en su lejana juventud (jijiji). La verdad es que es un pueblo muy bonito, com mucho encanto y unas cuestas de impresión. Aquí os dejo una imagen de la Puerta del Perdón, donde te perdonan los pecados en caso de que no puedas llegar a Santiago por enfermedad, o por las agujetas, o por las ampollas… en fin, porque lo veas demasiado lejano:
Esa noche dormimos en uno de los mejores sitios de todo el Camino: La Charola, donde además se come genial. El señor te dice todo lo que tiene, primeros y segundos, y tú, en lugar de elegir, tienes que decir “sí a todo”. Entonces viene con bandejas de comida para que te sirvas lo que quieras y, cuando ve que ya no estás comiendo mucho más, te trae 3 postres para que hagas lo propio. Y encima es barato. Y está buenísimo.
Etapa 6:
Villafranca del Bierzo – Laguna de Castilla
A partir de aquí, el Camino fue más y más bonito; al lado del río, por caminos de montaña, cruzando pueblecitos de 4 casas… Si alguien quiere empezar relativamente cerca de Santiago y no sabe dónde, yo le recomiendo que salga desde Villafranca.
Los primeros 20 km fueron llanos, hasta llegar a Las Herrerías. Allí cruzamos el río y vimos a unos niños bañándose y como allá donde fueres haz lo que vieres, mi padre se metió para refrescarse los pies, y detrás fuimos los demás. Nuestros pies lo agradecieron y creo que el fresquito (bueno, la congelación, porque el agua estaba congelada) nos duró gran parte de la subida a O Cebreiro.
Una de las muchas capillas que nos encontramos en el camino
Fue una subida muy dura, con muchísimo calor y ninguna sombra en el tramo final. Había que parar cada poco a reponer fuerzas, a beber mucha agua, a coger aire para dar unos pasitos más. Por eso decidimos parar en Laguna de Castilla, que es el último pueblo de la provincia de León y que está a 3 km de la cima, que la dejamos para la mañana siguiente.
Es un pueblo tan pequeñito que solo tiene el albergue y el bar del mismo, así que no salimos de allí en toda la tarde.
Etapa 7:
Laguna de Castilla – Triacastela
Tras coronar el Cebreiro a primera hora de la mañana, admirar las vistas preciosas desde allí y tomarnos un buen desayuno, quedaba una etapa de llano con un poco de bajada al final. No fue nada comparado con la bajada de la etapa 4, todo sea dicho. Aún así, este día me salieron dos hermosas ampollas, una en cada pie, que mi padre, muy diligentemente, procedió a pinchar, secar y desinfectar.
También ese día un compañero peregrino nos enseñó un truco para atar bien las zapatillas y que no se nos moviera el pie ni un milímetro, pero lo cierto es que, de tan apretado, el pie te acaba doliendo aunque no te salga ni un amago de ampolla.
En fin, que llegamos bien, o todo lo bien que se puede llegar en plena ola de calor.
Un sufridor peregrino inmortalizado
Etapa 8:
Triacastela – Barbadelo
De esta etapa siempre me acordaré porque pasamos Sarria, pueblo bastante grande, desde donde te cuenta para que te den el diploma del Camino, y desde donde mucha gente empieza. Hay varias anécdotas que contar en Sarria: hacía unos 3 días habíamos estado agotados en unas cuestas, yendo despacito, cansadísimos, cuando de repente aparece un chico con un brío alucinante, escuchando música y gritando, a 100 por hora, por lo menos, que nos pasó con una alegría que ya quisiéramos para nosotros. Más tarde nos contaron que era su primer día, y que por eso iba tan fresco el hombre… Y en Sarria le volvimos a ver, pero cabizbajo, agotado, caminando como una tortuguilla. De repente se para delante de un cartel que anunciaban masajes para peregrinos y veo que saca el móvil y le digo “¿te lo estás pensando?”, y él me contesta: “no, lo tengo muy claro: voy a llamar ahora mismo”. 😀 Y es que el Camino es el Camino: es duro para todos.
Otro hecho reseñable es que mi madre tuvo que pararse porque decidió ese día, en plena ola de calor, que tenía que cortarse el pelo. Así que los peregrinos hubimos de parar a mediodía y de caminar después a las 3 de la tarde hacia nuestro destino, Barbadelo, a treinta y pico grados. Mi madre debía de ir muy fresquita, eso sí. Yo no (nótese el odio).
El monasterio de Sarria, muy bonito:
A partir de Tiracastela mi padre decidió que las últimas 5 etapas las haríamos en 4, poniendo algún kilómetro de más cada día, aunque no fueran las paradas “oficiales”. ¡Y qué gran acierto! Resulta que ese día dormimos en una casa rural en la que me quedaría a vivir para siempre sin pensármelo dos veces. ¡Qué acogedora! ¡Qué gente tan maja! ¡Qué jardín! ¡Qué cena, con los productos de su propia huerta!
El calor es duro, las cuestas son duras, pero no son nada comparado con tener abandonar aquella casa. Ya solo nos quedaban unos 100 km hasta Santiago.
Etapa 9:
Barbadelo – Hospital da Cruz
Esta fue también una etapa muy dura y con muchísimo calor. Además los últimos kilómetros fueron por carretera, pasando fábricas que olían fatal, sin una sombra donde refugiarse… Realmente agobiante. Solo el amanecer mereció la pena, con esas nieblas pequeñitas en los campos de alrededor del camino, y la entrada a Portomarín, cruzando el río Miño; preciosa:
Como colofón dormimos en un sitio llamado Hostal Labrador, que no se lo recomendaría ni a mi peor enemigo: todo sucio, lleno de arañas gigantes, las duchas y las mesas rotas, sin menú del peregrino para la cena… Y encima no era un sitio barato. Menos mal que tuvimos una cena agradable junto a una pareja de franceses, con la que nos entendimos medio en inglés medio en francés; majísimos. Luego también se unió un chico de Valencia a la velada, y al final la estancia se hizo un poco más amena.
Soñé con las arañas gigantes que había en el cabecero de mi cama.
Etapa 10:
Hospital da Cruz – Melide
Primera etapa después de la ola de calor, por fin a una temperatura relativamente normal para el verano, para la montaña, que es donde estábamos. Se agradecía el fresquito y, aunque hicimos muchísimos kilómetros, la cosa no nos fue nada mal.
Al principio creo recordar que era todo carretera otra vez (ni siquiera saqué fotos), pero luego cogimos de nuevo un caminito que cruzaba un bosque, todo por la sombra, todo muy bonito, respirando aire puro.
Melide es un pueblo grande también, famoso por sus pulperías, de esas en las que están haciendo el pulpo a la puerta, para que lo vea todo el mundo. Cómo no, mis padres cenaron unas racioncitas de pulpo, pimientos de Padrón y Ribeiro. La pulpería se llamaba La garnacha; merece la pena darse una vuelta por allí. Y os aconsejo que de postre pidáis las delicias celtas 😉 .
Etapa 11:
Melide – Pedrouzo
Esta fue otra etapa de las duras, de más de 35 km, con pueblecitos pequeños por todas partes, pero que no tenían apenas un bar donde descansar. Ya íbamos viendo los tocones cada vez más y más cerca de Santiago, y daban ganas de aguantar el tirón y llegar hasta allí (cosa que no creo que sea posible, jeje, pero ganas entraban).
Como nuestros pies habían muerto hacía un par de días nos costó un poco llegar, y eso que hasta dormimos la siesta en el jardín de un bar donde habíamos comido unos bocadillos, pero los kilómetros se van acumulando, y cuesta.
En Pedrouzo no vimos nada, casi nos costaba hasta pensar, y fuimos de la cafetería al hostal y del hostal a la cafetería, sin más.
Etapa 12:
Pedrouzo – Santiago
De las más cortas (20 km) pero la que más larga se nos hizo 😀 .
No teníamos el perfil, y daba algo de miedo eso de subir al Monte do Gozo, pero después de las subiditas y bajaditas que hubo unos kilómetros antes, la subida al monte no fue nada reseñable. Pasamos por un pueblo en el que ¡milagro! la iglesia estaba abierta, pero no nos quisieron sellar, así que en el Monte do Gozo paramos, sellamos, hicimos fotos, y nos preparamos para llegar por fin a Santiago.
La entrada a la ciudad fue eteeeeeeerna, pasando las rotondas exteriores, las zonas nuevas del extrarradio, calles y más calles sin que la catedral diera señales de vida…. Hasta que apareció por fin. Ese día estaba lloviendo en Santiago y los peregrinos se refugiaban donde podían. A nosotros ya nos daba igual eso de la lluvia (cualquier cosa es mejor que una ola de calor cuando caminas a las 3 de la tarde por una carretera), pero al ver la cola que había para entrar y besar al santo, decidimos que antes de nada íbamos a ducharnos, comer, y luego si eso ir tranquilamente a la catedral. Lo de estar de pie una hora no era una opción y, total, tampoco habíamos ido allí a besar a nadie porque por motivos religiosos no lo hicimos.
Lo dicho, una vez comidos, con la cola del santo bajo mínimos, pasamos a la catedral. Yo ya había estado antes, y una vez más me sorprendió ver los techos pintados de blanco; no me gusta nada por dentro, quizás por estar acostumbrada a la de León. Pasamos por arriba, pasamos a la cripta y nos fuimos a recoger nuestros merecidos diplomas de peregrinos, por fin.
Mis padres, además, se premiaron con una mariscada esa noche. Nos encontramos con varios compañeros del camino, algunos que no veíamos desde hacía días, y además fue la noche que mejor dormimos.
Bastante penitencia hicimos caminando hasta Santiago como para encima asistir a la misa del peregrino, así que al día siguiente, pronto, cogimos un tren para León y en 4 horas volvimos a la realidad.
+++++++++++++++
Lo peor del Camino: la ola de calor, el dolor de pies, el Hostal Labrador y tener que lavar la ropa para que te seque rápido cuando lo único que quieres es desmayarte en cualquier rincón.
Lo mejor del Camino: el camino mismo, es decir; caminar todo el día, estar al aire libre, subir, bajar, seguir adelante sabiendo que estás un poco más cerca que ayer. Hablar con gente de todo el mundo, caer rendida en la cama, sentir el fresquito por las mañanas, enfadarte con la guía que llevábamos impresa porque siempre ponía 2 km menos de los que realmente eran, llegar a Santiago y que llueva… ¡todo!
¿Repetiría? Sin dudarlo, aunque ahora que he hecho estos últimos 300 km me apetecería más hacer las etapas anteriores, para ver cómo son.
Ha sido una bonita experiencia, totalmente recomendable.
+++++++++++++++
A raíz de algunos comentarios, se me ha ocurrido recoger algunas cosas curiosas de gente que vimos en el Camino:
Nuestro amigo el austriaco, un hombre con el que coincidimos en varias etapas, pero casualmente siempre le veíamos en los bares de los pueblos o ya en el alojamiento, nunca caminando. Además, en cada bar se pedía un vino tinto, o dos, una cerveza o un café con AGUARDIEEEENTEEEE (como lo decía él), y luego por la tarde ya empezaba con los gintonic. Llegamos a pensar que realmente estaba haciendo el Camino en taxi, porque era imposible seguir ese ritmo, hasta que en una etapa le vimos caminando y parando en cada bar a un ritmo que, a sus 60 y pico años, ya lo quisiera yo. El alcohol de Galicia debe de ser de otra galaxia, porque otra explicación no hay. Además el tío hablaba inglés, francés, español y alemán; un personaje inolvidable.
Una pareja que llevaba una especie de sillas-mochila y cada uno cargaba con un niño pequeño (uno de ellos creo que ni hablaba). Les llevaban bien tapados para protegerles del sol y nos quedamos alucinados, porque los críos no daban guerra a pesar de estar horas y horas ahí sentados. Menudo mérito.
Pero más mérito tuvo un hombre, un gigantón casi (era altísimo), que llevaba un arnés enganchado al pecho y a los hombros y tiraba de una mujer inválida, en silla de ruedas. Solo le vimos en la última etapa, pero unos chicos nos contaron que, en una subida de esas alucinantes, les vieron y todo el mundo se paró para aplaudirles. Eso sí que es hacer el Camino y lo demás son tonterías.
En fin, que quería dejar plasmados todos estos detallitos que ves cada día mientras avanzas.
¡Nos vemos en el camino!
Guau!! Qué increíble experiencia, me entran muchas ganas de ir. Las fotos son estupendas, me quedaba mirándolas boquiabierta y tenía que volver a empezar a leer porque me despistaba 😉 Y qué decir de La Charola o de las delicias celtas, mmmm!! Podrías confeccionar una especie de “guía michelin del peregrino”, jajajaja!! (es broma). Pero ha sido duro, eh? Con tanto calor y los tramos de cuestas. Me lo apunto con cariño para atreverme algún año, porque digo yo que algún año me decidiré (y cuando me decida me llevaré tu guía!!).
Tu sabes la envidia que me estás dando? Ojala pudiera hacerlo a corto-medio plazo, pero sigo sin encontrar a nadie que venga conmigo. Y claro, sola me da un poco de apuro hacerlo. Me alegro que haya sido una buena experiencia, y casi me animas a mi a hacerlo desde Leon, auque mi idea inicial era hacerlo saliendo de Asturias (en Tineo). Pero es qu tu recorrido es mejor! Besos
Maravillosa experiencia que siempre recordarás!
No he hecho el Camino pero sí algunas rutas de varios días y siempre recuerdo esos momentos con mucho cariño.
Saludos.
Mónica: pues sí, una guía con opiniones sobre sitios vendría muuuuy bien, porque vas a ciegas muchas veces y claro, pasa lo que pasa. Oye, que si te decides, un par de etapas las hago contigo, eh!! no te libras!! 😀 Me alegro de que te haya gustado!!
Xula: mira, antes de hacerlo pensaba lo mismo que tú, que ir sola era algo arriesgado, pero me he dado cuenta de que NUNCA vas sola; sobre todo ahora en verano hay mucha gente, y hablas con todo el mundo, muchos hacen grupillos, etc. En fin, que se puede hacer; una chicha de Madrid me comentaba lo mismo, que no se atrevía a hacerlo sola la primera vez, pero que ahora sí.
El de la costa también tiene que ser muy bonito, me encantaría hacerlo a mí también!!
Y te digo lo que a Mónica: que me voy un par de etapas contigo si te pasas por aquí 😉
Manderly: pues es más de lo mismo, aunque la verdad es que llegar a Santiago presta mucho, qué te voy a contar. A ver si algún día te animas de verdad a terminarlo, que seguro que te encanta!!!
Pues te tomo la palabra!! ¿Ya tienes ganas de repetir? Pero si acabas de volver!!
P.D.: Explícanos eso de las delicias celtas, porfi!!
Mónica: pues sííííííííí, iría ahora mismo, tengo todo preparado 😀
Las delicias celtas es una especie de mousse de chocolate con trocitos de almendras por encima… ayyy solo de acordarme babeo, de verdad!!!
Ya sabía que te iba a gustar!! Me alegro un montón de que lo hayas disfrutado.
Un beso!!
PD: Qué crack tu madre metiéndose en la peluquería, jajaja.
Qué gozada. ¿Ves como al final llegaste? Lo tuyo te costó, pero llegaste. Sin duda es toda una experiencia y me gustaría hacerlo algún día, pero esperaré a que no venga ninguna ola de calor. Vaya sufrimiento tuvisteis, Isi, con esa ola. Dentro de un tiempo ya no recordarás eso, ni las ampollas ni nada, te quedará todo lo bueno.
Me alegro mucho de que lo hayas conseguido!
¡Besos!
Ays, qué envidia me das!!! Me encantaría un día hacer el camino, pero por ahora con la chiquitina ese día queda un poquito lejos. Pero llegará… En mientras, me quedo con envidia leyendo tu entrada y mirando las preciosos paisajes que nos dejas en tus fotos.
Besotes!!!
Narayani: es que cuando hay que cortarse el pelo, hay que cortárselo y da igual que esté uno haciendo el camino o en el centro de la ciudad: se busca una peluquería y se entra, así sin más 🙁 Tuve deseos asesinos, lo confieso.
Pero bueno, que me gustó mucho, sufrí mucho y me lo pasé muy bien, que es lo que cuenta.
Carol: gracias!! Yo también estoy muy orgullosa, porque la primera noche estuve a punto de tirar la toalla por los ronquidos de mis padres (es que por la noche se transforman en jabalíes, ya ves, y yo sin saberlo!!!). Pues sí, me quedará un muy buen recuerdo, porque lo he disfrutado mucho 😀
Margari: me alegro de que te guste la entrada. Por cierto, que no valen excusas en esto del Camino, te cuento: había una pareja que llevaban una especie de sillas-mochila donde iban sus dos niños pequeños. Increíble, pero cierto.
Qué campeona Isi, yo también quiero hacer el camino, que sí que se sufre pero tiene que ser una experiencia sensacional (bueno, tu ya puedes decirlo por experiencia personal). Me ha impresionado los peregrinos que mencionas, y el de la silla de ruedas me ha puesto los pelos de punta. Las fotos son preciosas. Un beso reparador
Marilú: pues te animo, que de verdad que se puede hacer (aunque sea duro) y que es una maravilla 😀
Pues sí, hay gente que te deja alucinado, porque ya es duro tirar por tu mochila, pero tirar de una silla no me lo quiero ni imaginar. Sospecho que esas personas sí lo hacían por motivos religiosos…
Ahora estoy descansando unos días en el pueblo 🙂
¡Qué increíble debe haber sido la experiencia, Isi! ( y qué agotadora…) Las fotos están preciosas, la que más me gustó es esta que está sobre “Día 5”, en donde se ve una torre y una muralla de un ¿castillo?
Otra cosa que me llamó mucho la atención de tu crónica es la sección final, en donde menciones a “personajes” del camino. Esa persona que tiraba de la silla de ruedas… uff!, admirable. Debe haber sido muy emocionante verlos pasar. Me alegro de que hayas disfrutado, ahora solo queda descansar, ¿cierto?
Un abrazo, y gracias por compartir la experiencia 😀
Pero qué maravilla de experiencia!!! me encantaría hacerlo, he estado allí, pero sólo de turismo, es precioso. Un besote!!
Pablo: sí, es el castillo de Ponferrada, que está precioso y muy bien conservado, Lástima que ese día llegamos por la tarde y ya no pudimos verlo por dentro, pero bueno, queda para otra vez 🙂
Muchas gracias por leerlo; lo de las personas que te vas encontrando es lo mejor, porque la gente es muy simpática y amable y te dejan cosas que a ti te faltan, o te enseñan cosas para ir mejor durante el Camino. Está genial!!
Meg: pues seguro que al final picas, porque si has estado en Santiago y has visto a todos los peregrinos, siempre se queda uno con las ganas de saber lo que es el llegar allí, verdad???
¡Que montón de personas conociste! ¡Fue una aventura alucinante! Me encantaron las historias que contaste, sobre la del que no dudaba llamar para que lo recogieran jaja
Los nombres de las ciudades son muy raros, al menos para mí, pero me imagino que si vinieras a CR, también pensarías que los nombres son raros jaja
¡Muy valiente Isi! Yo no lo habría logrado, aunque espero intentarlo alguna vez
Un besín
Shanny; muchos de los nombres también son raros para mí, no te creas, porque están en gallego.
Seguro que sí eres capaz; fíjate la de gente que lo hace cada año!! Cómo no vamos a lograrlo nosotras?? 😉
Isi: ¡cómo he disfrutado leyendo tu crónica! ¡te entiendo que quisieras ahorcar a tu madre cuando se cortó el pelo! 😉 pero bueno, como dices tú, así iba ella más fresquita después del corte. Y mira que yo también habría creído que las bajadas serían más fáciles (después de todo, por acá hay un dicho que dice que de bajada hasta las piedras ruedan)…seguro tiene su chiste ir cuidando el paso para no rodar cual ellas.
Las fotos ¡preciosas! todas y cada una de ellas.
Ahhh ¡yo quiero hacer el camino!
un beso,
Ale
A mí esto del camino me da mucho respeto y admiración, tengo amigos que lo han hecho, y todos coinciden en lo que dices, que es una gran experiencia y que se repite, de hecho, la mayoría lo ha hecho ya varias veces. Me da aún más admiración porque yo sería incapaz de hacerlo, soy demasiado vaga y la naturaleza y los sufrimientos no van conmigo, soy demasiado comodona y señorita, estaría llorando en el primer kilómetro. Mi enhorabuena por haberlo conseguido, las fotos son preciosas. Un besazo
Ale: aquí decimos que “para bajar todos los santos ayudan”, pero claro, depende de la inclinación y de las características del suelo… estas no eran buenas, que digamos 😉 Fue un Camino lleno de recuerdos, de peluquerías, de aguardientes, jejejeje.
Carol: jaja me ha hecho mucha gracia lo de comodona. No te creas, que yo también soy muy así, pero bueno, me gusta hacer ejercicio y esto es parte importante a la hora de animarte a hacerlo, claro.
Seguro que coincido con tus amistades y repito, que de verdad que me ha gustado mucho 😀
Gracias por lo de las fotos y por las felicitaciones!!
Ooohhhh, Isi!
Felicidades por la entrada en el blog, por haber hecho el camino, por ir acompañada de tus padres, por quedarte ganas de repetir, por las fotos, por las anecdotas (como la de la pelu), por la descripción de otros peregrinos..
Felicidades y gracias por compartirlo con l@s que nos gusta seguirte y a ver si te seguimos en lo de hacer el camino!
Te sigo leyendo…
TRES-CIEN-TOS kilómetros!!! Me mueroooo imaginándome las ampollas en mis pies de princesa! No obstante te requete-envidio! Me encantaría hacer ese camino, bah, me encantaría recorrer toda España!
Leo indignada que no “me” lo abrazaste al santo: sos conciente de que por tu culpa nos quedamos sin Grey?
Beso enorme!
Montse: 😀 de nada. Me alegro de que te haya gustado la entrada. La verdad es que se pueden decir muchas cosas, pero lo bonito es ponerse y hacerlo, de verdad que merece la pena (sobre todo si hace algo más de fresquito, jejeje). En todo caso, es una experiencia y seguro que todo el mundo se queda con ganas de repetir; yo no iba a ser menos 😉
Marcela: jajajajajajaja tus pies, los míos, y los del resto de peregrinos con los que coincidíamos. Las tardes en los albergues están dedicadas a tareas de enfermería: pinchar ampollas, básicamente.
No abracé al santo: no se parecía en nada a Grey y, ya de abrazar, hubiera preferido otra cosa 😉 De todas maneras, yo creo que con haber caminado 300 km ya es suficiente para perdonar los pecados cometidos y por cometer, no crees?? Mis pies hicieron mucha penitencia, por lo menos 😉
Besazos para las dos!!
Qué bueno, Isi, me ha gustado mucho tu crónica, solo hecho en falta el nombre de la casa rural buena-buena.
Me han gustado también las fotos y me han dado ganas de conocer esos sitios, aunque no de ir andando, lo reconozco, y es que he oído muchas anécdotas de “el camino” y todas incluyen una palabra “ampollas” 🙂
Creo que el día que tu madre insistió en cortarse el pelo, era porque quería descansar, y que le dio propina al peluquero para dejarla ahí dos o tres más de las necesarias.
Loque: la casa rural se llamaba algo así como Caxigueiro (es que los nombres gallegos son tan asín…). Pero si lo necesitas, lo puedo comprobar.
¿No te han dado ganas de ir andando? ¿Cómoooorrrr? 😀
Lo de las ampollas es horrible, lo reconozco; y encima no te salen todas el primer día y ya está, no: esperan a que lo estés pasando realmente mal con el calor para fastidiarte todavía más…
Lo de mi madre todavía no lo he superado: no podré perdonarla hasta dentro de unos meses, cuando se me olvide 😉
Por fin!! Me ha encantado leerte…tenía especial interés en este tu camino hacia Santiago. Me suena mucho tu recorrido, aunque la parte de León no la hice andando…yo lo inicié en Sarria…(me evité algunas de las bajadas que nombras…a mí también me abandonan todos cuando bajo…aunque reconozco que luego, siempre recuerdo que hubo una mano…tal vez la menos esperada).
Como a ti, durante el camino, vas conociendo a personas, es maravillosa la experiencia…
Y sin dudarlo a pesar de los ratos malos, lo volvería a hacer.
Gracias por las fotos…por tus palabras, por las anécdotas…he viajado contigo un rato por el Camino.
Por cierto, lo de la mujer invalida, y su marido o pareja…me ha parecido precioso!! Se me han puesto los pelos de punta. Siempre hay personas maravillosas por el mundo.
Un abrazo grande!!!
María: muchas gracias por tus palabras. Es verdad que mucha gente empieza en Sarria, y se notaba que había muchos más peregrinos a partir de allí.
Te encuentras gente que te deja sin habla, verdad? es genial!!
Que bonito todo, como me gustaaaaa, ainss, cuanto tiempo sin comentar y vengo y encuentro mi camino!! Sí, le llamo mi camino, porque es algo con lo que he soñado muchisimo tiempo y estudiado, justo cuando por fin me dejaban en casa marchar sola, encontré pareja, y ni por él me quedé jejeje- Me marché y inicié en Roncesvalles, muy cabezona, porque había tenido un accidente de moto que me lesiono un ligamento y en la tercera etapa ya no podía mover mi pierna y volví a casa super apenada… esto fué en el 2005, en 2010 me volví a preparar para irme con mi padre, fui a comprar unas botas de montaña para mi padre, y recién compradas (lo que le contó a mi padre pagar 100€) me enteré de que estaba embarazada!!! Mi sueño sigue fustrado. Mi rodilla aun resentida. Pero mi esperanza en continuar mi camino algún día. Que ahora está visto para el proximo xacobeo 2021, con la idea de que mi hijo tendrá 11 años, le regalaré la mejor consola del mercado, y se quedará dando tiros con su padre jajaja que yo me marcho. Y sola. Eso sin dudar.
Me has dado una envidia sana, y también se ha asomado a mis ojos alguna que otra lagrimilla, de mis recuerdos inolvidables…
me quedo tu cronica, pues, he pensado en mi pobre rodilla con esa super bajada de la que hablas, una llena de piedras sueltas bajé yo de navarra y eso encadenó mi derrota… ains…he de prepararme para eso….
Me encanta sobre todo los personajes del camino, yo caminé herida y bendada mi ultima etapa junto a unos chicos con los que compartí mesa en alguna cena, y fueron a mi paso para hacerme compañia y fue una etapa inolvidable de risas … y no me enroyo más que me deprimo. Un saludo!!!!!!
y felicidades!!!!
Y no te digo nos vemos en el camino, porque en el camino estamos…
Amylois: ¡¡pues claro que lo vas a conseguir!! ¿2021? O antes, por qué no?? Yo te aconsejaría que te prepararas un poco antes, que salieras a caminar, aunque sean solo 3 o 4 horas cada 2 o 3 días (claro que depende del tiempo que tengas), para que no se note tanto la diferencia a la hora de empezar, aunque siempre es más duro el Camino.
Me das envidia por lo de empezar en Roncesvalles; después de estas 12 etapas, ya te digo que repetiría, pero haciendo las etapas que no había hecho antes, para probar y ver otros paisajes, que tiene que ser muy bonito también. Otra cosa que te recomendaría es que no se hiciera en pleno verano, que es matador por el calor; no veas qué diferencia cuando los días tenían una temperatura “normal”.
Y ánimo, que lo vas a hacer seguro!! Cuando pases por León, caminaré una etapa contigo 😀
¡Maravilloso! ¡Me ha gustado muchísimo la crónica! Llevo mucho tiempo con ganas de hacer el camino. De momento yo haré como dices: salir desde Villafranca del Bierzo.
¿El alojamiento lo teníais reservado o dormíais donde tocaba porque no hay problema de alojameinto?
Los pedacitos de la gente son de lo más entrañable.
¿Cómo lo ves para hacer este mismo recorrido pero en bicicleta?
Icíar: pues verás, ya lo llevábamos reservado; reservábamos gracias al internet del móvil, con un par de días de antelación. En verano dicen que es muy complicado porque hay mucha gente haciendo el Camino, así que supongo que si te animas en otra época será distinto.
A partir de Villafranca todo es precioso, la verdad, aunque también te digo que esa etapa en concreto es muy dura: comienza todo llano, pero luego es la subida a O Cebreiro.
En bici lo veo muuuy difícil, pero hablo por mí, que ni siquiera tengo bici y no practico nada. De todas maneras creo que hay partes donde el camino se separa para caminantes y ciclistas, porque es imposible pasar por ciertos sitios con las bicis. Yo lo veo duro… Pero igual tú estás muy entrenada con la bici; todo depende.
Yo lo hice en Mayo por segunda vez y aunque me llovió mucho volví a tener la sensación de que si por tiempo fuera, yo lo hacía todos los años. Bonitas fotos, yo no pude sacar la cámara tanto como hubiera querido por la lluvia.
Fesaro: anda! No estoy segura, pero creo que yo elegiría la lluvia en lugar de la ola de calor, que fue matadora. Pero claro, tampoco he pasado por tu experiencia. Sí que me han quedado ganas de repetir así que no descarto otras etapas, para conocer más camino 😉
Hola, Isi.
Es complicado esto de volver a coger el ritmo diario tanto en el mundo 1.O como en este pero bueno, en ello estoy. Me ha encantado la crónica que has hecho de tu camino de Santiago -dicen ue realmente es una experiencia especial- Apetece animarse después de leerte; eso sí, habiendo ido ya a la peluquería 😀
Lammermoor: muy bien, veo que has aprendido de los errores de los anteriores peregrinos, aunque más que la peluquería, yo te diría que fueras en otoño en lugar de en verano 😉 Así muchos de los males no estarán presentes, jejeje.
En todo caso, sí que te animo, que es una manera de pasar unas vacaciones geniales!!
Desde luego yo también me quedo con hacer el camino lloviendo en lugar de con la calor, yo ya lo hice las dos veces entre Abril y Mayo y la verdad es que el año que viene vuelvo y mi idea es volver a hacerlo en esas fechas. Mi primera vez fue León-Santiago y esta última Ponferrada-Santiago, quizás el año que viene haga el ingles.
Fesaro: ah sí, mejor que cambies, que ya te tienes el francés muy visto, jajajaja. Mi padre quiere hacerlo pero desde Francia; es que te dan ganas de volver, eh! Qué cosas!
Y sí, definitivamente lo peor es la ola de calor 🙁
Me ha encantado esta entrada, Isi. Me parece maravilloso lo que has hecho porque yo no me veo con valor para hacerlo algún día. La historia del hombre que tiraba de la silla de ruedas es impresionante …
bsos!
Rosalía: pues te animo, que se puede hacer! Mira, igual en lugar de 30 km haces 20, ¿qué más da? Lo importante es hacerlo, y nadie te va a preguntar en quánto tiempo. Y de verdad que es una experiencia irrepetible 😀