El 19 de marzo y el 2 de mayo: Capítulos XII – XXIV
11 Oct 2013 por Isi
Os recuerdo que en los comentarios de esta entrada podréis compartir todo lo que queráis sobre la novela hasta el capítulo XXIV, pero de momento no vayáis más allá, que hay personas que siguen la lectura conjunta en los días establecidos y aún no han empezado los siguientes.
Comienzo comentando mis impresiones.
Lo primero que quería resaltar es que he cambiado deliberadamente los capítulos a comentar en esta semana, porque habiendo terminado el XXIII no me pareció oportuno dejarlo ahí ya que es un punto álgido y el lector sencillamente tiene que leer al menos un capítulo más. O eso es lo que me pasó a mí 😉
Coronado ya el príncipe Fernando y habiendo pasado el susto del motín de Aranjuez sobre el que nos cuenta Gabriel que
…sin estos divertimentos periódicos, que cuestan mucha sangre y no poco dinero, la historia moderna de la heroica España sería esencialmente fastidiosa.
Y acto seguido se encamina a Madrid para comprobar cómo le están yendo las cosas a Inés en la casa de sus ¿tíos? comenzando así la parte más ficticia de este episodio pero no por ello menos interesante, al menos para mí, que me ha encantado.
Ya nos imaginábamos que eran unos impresentables, pero no sabía yo que se podía llegar a ser tan amarrado como estos Requejos, dándole apenas de comer un mendrugo de pan al día a la pobre Inés y encerrándola con llave para que trabaje de sol a sol y así ahorrarse ellos un sueldito en el negocio. ¡Herví de rabia, chicos!
Menos mal que Gabriel tuvo esta flamante idea de pasarse por allí para controlar el panorama y, si se tercia, elaborar un plan de huída 😀
En esta parte me he divertido muchísimo, primero conociendo a estos Requejos más profundamente y, sobre todo, a Juan de Dios. No me digáis que no es todo un personaje este hombre; toda la vida trabajado para esos ratas, diciéndoles que sí a lo de la boda, para luego enamorarse perdidamente de Inesita y acabar confiando a Gabriel sus planes de fuga con la niña. Juan de Dios y don Celestino han sido un puntazo en este episodio; me he muerto de risa en el momento que doña Restituta salta de la silla al enterarse de que Juan de Dios está en el sótano robando su dinero.
¿Y qué me decís de la declaración de amor de Gabriel, que se ha enterado de que Inés es una señorita de alta cuna pero que, aún sabiendo que la perderá, está dispuesto a ayudarla a recuperar la posición que le corresponde? Ahh, qué romántico; si tan solo Inés fuera un poco más avispada la pobre, que es buena niña, pero da poco juego entre tanta trama interesante que hay a su alrededor, ¿verdad?
Pero no todo es alegría y alborozo, sobre todo después de que consigan huir de estos parientes, porque ya se fragua la tragedia con la presencia de los franceses y la ausencia de los gobernantes:
-No ha ido a Burgos, sino a Vitoria, y puede ser que a estas horas me le tengan en Francia cargado de cadenas. ¡Si lo que quiere es quitarle la corona! Buen chasco nos hemos llevado; pues cuando creíamos que el señor de Bonaparte venía a arreglarlo todo, resulta que lo echa a perder. Parece mentira: deseábamos tanto que vinieran esos señores, y ahora si se los llevara Patillas con dos mil pares de los suyos, nos daríamos con un canto en los pechos.
Y aquí dejamos a Gabriel e Inés, libres al fin, en el lunes, 2 de mayo…
A mí me pareció apasionante toda la parte de Inés en casa de los Requejo, y una vez más la demostración de que Galdós puede manejar material de derribo (la huerfanita en manos de los villanos) y convertirlo en literatura de calidad.
Lo consigue gracias a personajes tan complejos como Juan de Dios (con lo que se habla de los personajes de Dickens!) y a esa fina ironía, como la que destila la frase que has citado:
(…)sin estos divertimentos periódicos, que cuestan mucha sangre y no poco dinero, la historia moderna de la heroica España sería esencialmente fastidiosa (…)
Los tejemanejes de Gabriel para salvar a Inés, manipulando a los Requejo, a Juan de Dios y a quién haga falta, me parecen un homenaje a la picaresca española y a esos criados tan ingeniosos que tenían los protagonistas de las comedias de capa y espada.
Y el episodio del sótano, estremecedor. ¿y el pobre Juan de Dios que tiene que “robar” su propio salario?
Completamente de acuerdo contigo, Loque. Una historia que podría parecer de opereta barata (la niña secuestrada por los malos de sus tíos) se convierte en literatura de calidad. Y sí, es verdad que el mancebo podría ser perfectamente un personaje de Dickens (no se me había ocurrido, pero sí).
De nuevo nos encontramos con retratos magníficos de personajes pero también con una estupenda descripción de la multitud que se agolpa en las calles para recibir (supuestamente) a Fernando VII el 24 de marzo. Y, para contrarrestrar las cotas de dramatismo y de locura, pinceladas de humor de primera, como esos “zamacucos” o “los tragones de la guardia imperial”, qué bueno.
No quiero adelantar acontecimientos, pero Galdós ya da claros síntomas de que el protagonista absoluto de este Episodio Nacional es el pueblo, la multitud. Y narra sobre esa masa con precisión y color, cosa que no es nada fácil.
La fuga de Inés y Gabriel es de infarto, y la declaración de amor de Juan de Dios inesperada, un giro que complica el argumento. De nuevo una trama propia de sainete y sin embargo nada más lejos del género.
Estoy completamente de acuerdo con Loque y con Mónica. Yo sí había visto el “parecido” con Dickens, pero no solo en los personajes, sino en la situación en sí de la huérfana en manos de los malvados Requejos. Y es que aunque los personajes están llevados al extremo (no me cabe en la cabeza dos personas así de rastreras de verdad) en ningún momento parece novela de baratillo, sino todo lo contrario. Lo cuenta con tal maestría y arte que estamos ante la LITERATURA con mayúsculas. Juan de Dios da muchísimo juego, y cómo despierta el jodío ante la belleza y singularidad de Inesilla. Que la pobre no se entera de nada. Menos mal que tiene a Gabriel que es un avispado y juega con las cartas marcadas. Y a cuatro barajas si hace falta. Cómo finta a Juan de Dios primero, en el sótano y a Restituta después, arriba, cuando yo ya lo daba por perdido.
Y sí, la gran importancia del pueblo, del tumulto. Qué gran descripción de la entrada del nuevo rey en Madrid, que me parecía estar viéndolo allí mismo. De hecho me acordé de la boda del nuestro actual príncipe de Asturias y cuánta gente había pese a la lluvia. Y es que no cambiamos, como masa, ni aunque pasen dos siglos.
Yo ya lo terminé, y aunque esta parte me ha encantado, estoy deseando comentar la última, que me ha dejado sin aliento.
¡Gracias Isi! Estoy disfrutando como una enana esta experiencia de leer y comentar por partes.
¡Besotes!
Y de locura, tú lo has dicho. Yo siempre he pensado que el mejor Galdós, el de la última época tiene momentos de locura en medio del realismo, bueno… como la vida en realidad.
Y una cosa, el momento en que Gabriel e Inés consiguen verse a solas en medio del gentío que recibe a Fernando VII y se abrazan y el mundo desaparece porque están enamorados, y la gente les empuja y a ellos solo les afecta en que se abrazan más ¿no es muy, muy romántica?
Y el final, con uno de los Requejo atrapando a Inés por los pies ¿no es un contrapunto entre cómico y surrealista genial?
Venga, pues yo también estoy de acuerdo contigo TresCatorce 😉
Los personajes de Dickens tienen fama (con justicia) de ser geniales, pero Galdós le supera en un punto: las mujeres. Especialmente las “chicas”, las novias o mujeres. Reconozco que Inés (por lo menos de momento) no es un buen ejemplo.
Pero Fortunata o la protagonista de La Desheredada son tridimensionales, no simples “ángeles de bondad”.
Y sí, dan muchas ganas de comentar el final, por muy apasionante que sea todo el asunto de la prisión de Los Requejo.
Ah, yo sí que concibo a gente así, de hecho me tenían el piso alquilado hasta hace un mes.
Jajajaja, Loque!!!
Más cositas, ¿no os ha gustado ese inciso de un Gabriel de 82 de terturlia en el café del Pombo, y diciendo que él vivió en primera persona “la revolución de los lacayos y los cocheros”?
Por cierto, un inciso, para los admiradores del mancebo, que sepáis que Juan de Dios se ha metido a escritor de novelas de zombis: http://www.amazon.es/Y-Pese-a-todo-ebook/dp/B007RF1R8A/ref=sr_1_11?ie=UTF8&qid=1381490945&sr=8-11&keywords=juan+de+dios
jaja Mónica: no sabía si sacarlo a colación o no, y mira, tú eres más decidida. Olé nuestro Juan de Dios, qué arte tiene! Se ve que lo de conquistar jovenzuelas no se le daba tan bien, y decidió cambiar de oficio 🙂
No me meto en el tema Dickens, ¡porque todavía no he leído ninguna novela de Dickens! ¿Me seguís queriendo?
Loque, muy bueno lo de tus ex-caseros, los Requejo.
Y sí, cuando están entre la multitud y aparece la mano de Restituta sujetando el tobillo de Inés, casi me caigo del susto!
Por cierto, Pi: me encanta que te nos hayas unido y que hayas descubierto que te encanta don Benito 😀
Esta parte me ha tenido en vilo a causa de Inés. Que desgraciados los Requejo. Lo más bajuno, desgraciado y avaro del mundo estos dos hermanos.
Aquí Gabriel ha tenido de verdad las cosas difíciles y casi no lo consigue. Menos mal que gracias al lío de Juan de Dios consiguió por fin escapar con Inés.
Me sigue divirtiendo mucho el vocabulario del “pueblo llano” que me hace aprender mucho de las palabras que utilizamos ahora.
Un saludo.
Coincido contigo, Mariuca: nos mantiene en vilo ya haya un motín o una niña encerrada en casa de sus avaros tíos. Me ha encantado lo pillo que es Gabriel aquí 😀
Te queremos hermana y más teniendo en cuenta que esparces la palabra de Galdós (amén) 😀
A mí lo del tobillo me pareció genial, me encanta ese contraste romántico-ridículo.
Juan de Dios hace bien en dedicarse a los no muertos, hay que decir que tiene mucha experiencia después de haber convivido con los Requejo.
Cómo disfruto no sólo con tu entrada sino con los comentarios, viendo que esta lectura está siendo todo un éxito. Con lo que me gusta Galdós…
Besotes!!!
Odio a los Requejos, cuando Gabrielillo cuenta como la tratan, que asco de “tíos”.
Me hizo mucho gracia que mientras contaba lo que ocurría, yo estaba pensando: Pero ¿no puede hablar con Inés, se ha olvidado de ella?. Justo cuando explica que era imposible encontrarse a solas con ella.
Juan de Díos me encantó como personaje, yo pensaba que iba a tener menos importancia y que incluso sería un antagonista, cuando confiesa que está enamorado de Inés!
Esta parte me ha gustado tanto, que me leí el libro del tirón, que ganas tengo de la tercera parte para poder comentar lo siguiente!
Besos!
Oid, buena gente, ahora que lo sacáis a colación, eso de la mano de la Requejo agarrando por el tobillo a Inés tiene algo de susto/terror zombie!!! 😉
Mira que dan juego los Episodios Nacionales, eh? Quién me lo hubiera dicho…
jajaja ¿te imaginas? Los Requejos serían buenos zombies, eso sin dudar.
Nube, yo también creí que habría tiros por Inés en esa casa cuando Juan de Dios se confiesa, pero menos mal que no 🙂
Margari: me alegro de que te pases por aquí, jeje. Nos lo estamos pasando en grande!
Ay, qué mala leche me entraba con los Requejos, de verdad, qué impotencia!! Pobre Inés… ¡Y encima tenía que dar las gracias! Cada vez que decían eso de que sí que se quería casar pero que las niñas buenas tienen que mostrarse reticentes me entraban los siete males… ¡Y Juan de Dios! Menudo psicópata en potencia, ¡¡¡que se la quiere llevar a una isla desierta aunque sea contra su voluntad!!! Menos mal que al final consiguen escapar, que si no…
¡Qué ganas de comentar la última parte!
¡Besines!
Aún no he empezado a leer este capítulo así que pasare de puntillas por aquí.
Ay, Lady Boheme me has recordado lo de que el pobre Juan de Dios busca una isla desierta y no la encuentra y se pregunta si las Canarias lo estarán. ¡¡Qué bueno, por favor!!
Yo todavía no sé si os un psicópata o simplemente un desgraciaso o de todo un poco (que es lo que me supongo)
Sí, con lo del tobillo estamos anticipando el género zombie 🙂