Bailén, de Benito Pérez Galdós (reseña de Loque)
24 Ene 2014 por Isi
Hoy cedo este espacio a Loque, que ha sido la impulsora de las lecturas conjuntas de los Episodios Nacionales. Nuestro inmenso amor por don Benito se lo debemos a ella, chicos.
Fernando VII puso sus tropas en manos de Napoleón, y las autoridades todas (…) pero los madrileños dijeron “No nos da la gana de obedecer al Rey, ni a los Infantes…” y acuchillaron a los franceses. ¿Qué pasa después? El nuevo y el viejo Rey van a Bayona donde les aguarda el tirano del mundo. Fernando le dice “La Corona de España me pertenece a mí; pero yo se la regalo a usted, Sr. Bonaparte”. Y Carlos dice “La Coronita no es de mi hijo, sino mía, pero para acabar disputas, yo se la regalo a usted” (…) Pero ustedes se encabritan con aquello y contestan: “No, camarada, aquí no entra usted. Si tenemos sarna, nosotros nos la rascaremos.
Probablemente esta sea la más manera más clara y directa en la que se pueda explicar la situación de España a finales de mayo de 1.808, cuando da comienzo el cuarto de los episodios nacionales: Bailén.
Efectivamente el rey Carlos IV y su hijo Fernando VII, después de tanto luchar por la corona, han renunciado ambos a ella, en favor de Napoleón, pero el pueblo no lo acepta y pocas semanas después del Dos de Mayo, se está organizando un ejército para luchar contra los franceses que invaden el país.
Para mí, este es el tema más importante de esta novela y casi me atrevería a decir, de este período histórico: la inmensa contradicción que supone que un país decida espontáneamente no obedecer a su rey (Fernando VII) al mismo tiempo que le reclama para el trono.
En una escena magnífica, Santorcaz – el mismo personaje que pronuncia el párrafo inicial – charla con unos reclutas que no se pueden plantear, ni por un minuto, que un rey no sea el que gobierne en el país y que el pueblo en sí, sea soberano.
Santorcaz viene de Francia, donde ha vivido años, y en esta conversación parece que está dando ejemplo de cómo la invasión napoleónica trajo a nuestro país, ideas constitucionales desde el extranjero y bla-bla-bla.
Yo esto, francamente, lo hubiera puesto en un “comentario de texto” de 3º de BUP, pero ahora pienso que en realidad, el pueblo ya estaba demostrando que ya era soberano al actuar así, y ya sabe que si tiene sarna, se la puede sacar solo.
Pero hablemos de Gabriel, el protagonista de esta primera serie de Episodios Nacionales, que ha participado en la revuelta madrileña e incluso ha sido fusilado en la aciaga madrugada posterior, pero ha sobrevivido y recupera la consciencia, poco a poco en casa de un matrimonio que lo acoge: Doña Gregoria y El Gran Capitán, llamado así por sus vecinos porque siendo joven sirvió en el ejército… rizándole el pelo a los altos oficiales, algo que según ellos, desmoralizaba mucho al enemigo.
En esta casa puede darse cuenta que en Madrid el ambiente está sumamente revuelto y que la lucha contra los invasores no ha muerto el dos de mayo, sino todo lo contrario: “Se conspiraba con el deseo, con las noticias, con las sospechas, con las exageraciones, con las sátiras, con verdades y mentiras, con el llanto tributado a los muertos y las oraciones”.
Pero a nuestro protagonista, no le importa tanto el futuro de nuestro país, como el de su novia Inés, que vuelve a estar retenida contra su voluntad.
Inés es la hija natural de una importante dama de la corte y, después de años de criarse con una familia humilde, ha sido acogido por su familia biológica, a tiempo de prepararla para un matrimonio de conveniencia con otro heredero “siendo entonces costumbre emparentar lo más pronto posible a los mayorazgos, los casaban fresquitos”.
Así pues Gabriel acudirá a Córdoba, donde se encuentra su amada y donde se unirá al recién creado ejército que se enfrentará con las tropas napoleónica en la batalla de Bailén.
Y es que en este nuevo encuentro con la historia del diecinueve español , de nuevo se encuentran hábilmente entrelazadas las aventuras de Gabriel e Inés, para que nunca la parte histórica resulte demasiado “didáctica”, ni la trama personal ahogue el contenido histórico del libro.
Si en la anterior novela El 19 de marzo y el 2 de mayo (reseña de Loque) conocíamos de primera mano la revuelta espontánea de Madrid, aquí vamos a participar en primera persona del delirante ejército que se forma en contra de las tropas imperiales de Napoleón.
Mientras el ejército español se encuentra bajo mando francés, los civiles se equipan de cualquier manera y se instruyen, a toda prisa, bajo el mando de militares extranjeros y desertores.
Todo esto financiado con el dinero que aportan voluntariamente los españoles de toda clase social: “¡Aquel sí era llover de dinero, y reunirlo a montones, sin que ni un realito de vellón se escapase por entre los agujeros del cesto administrativo!”
Bueno, yo esto, la verdad es que no me lo creo, que esto es España por favor, y algún realito ya se escaparía, ya, que ese cesto está hecho con los mimbres que ya conocemos todos.
Un ejército en el que cada uno viste como quiere y puede, de manera que – como nos dice Galdós – el concepto “uniforme” no existe.
No puedo dejar de preguntarme si los soldados franceses no se reirían ante semejante collage de civiles que aspiraban a convertirse en militares en pocas semanas.
¿Se rieron tanto cuando acabó la batalla? Eso es algo que (si no recordáis de la clase de Historia) os invito a descubrir en este libro.
También merece la pena leerlo para reírse. Sí, sí, reírse abiertamente a mandíbula batiente, con las cargas de profundidad que lanza el autor contra la rancia institución de la nobleza.
Sobre todo cuando conocemos a Don Diego, más conocido por el “Mayorazguito” o el “Condesito”, un joven tratado con un mimo excesivo desde su nacimiento solo por haber nacido hombre y heredero de un gran título.
Esto hace que cuando le encuentre Gabriel, sea más un niño enrabietado que un adulto al que cuando “no le hacían gusto en alguna cosa, poníase los puños en los ojos, comenzaba a regar con pueriles lágrimas los veinte años de su cuerpo…”
Sobre el destino de las mujeres de las familias nobles también tiene algo que decir Galdós, así una de las hermanas del joven “no tenía necesidad de aprender nada, porque era destinada al matrimonio”.
Todo esto se pondrá totalmente de manifiesto cuando Doña María de Rumblar, su madre, lo aliste (sí, su madre le alista como le podría apuntar a ir a un campamento de verano) en el improvisado ejército en el que va a servir junto a Gabriel, y el joven marcha pensando que va a ser algo así como una excursión escolar “el joven palpitó de entusiasmo al verse enviado a tomar parte en un juego que no conocía, y que visto de lejos es muy bonito”.
Y es que el citado heredero de un gran mayorazgo, ha recibido una escasísima educación a manos de un inútil instructor que apenas sí conoce unas cuantas frases latinas y algunas anécdotas de Alejandro Magno, y que tan solo le ha enseñado a recitar cursis poesías.
Educación que el muchacho ha completado leyendo a escondidas libros tan instructivos como “Princesa, ramera y mártir, Santa Afra. Ambos libros son muy bonitos, y traen un aquel de amores y besos, que me daba mucho gusto cuando a escondidas los leía yo”
No todo es humor y crítica en esta breve – pero muy intensa – novela, también conoceremos de primera mano cómo es una batalla: el entusiasmo de los nuevos soldados frente al miedo de los veteranos, las estrategias de uno y otro bando (que a veces tienen menos peso que el hambre, la sed y el calor extremo que sufrieron los combatientes) la sangre, las fuerzas que se agotan, las mujeres que corren bajo el fuego cruzado para ofrecer agua a los soldados y también la muerte, y un campo de batalla por el que caminar buscando el cuerpo sin vida de un hijo…
Pero ni en medio de este baño de sangre, Gabriel no se olvida de su novia ni Galdós del lector que pueda estar saturado de guerra y muerte.
Así podremos ir conociendo los complicados planes que envuelven a Inés, que se ha refugiado de tanto cambio drástico en un convento, donde la acoge nada más y nada menos que la madre Transverberación.
Por cierto ¿Conocéis la expresión “no dar puntada sin hilo”?
Como ya mencioné en las reseñas de los anteriores “Episodios”, en poco menos de 200 páginas Galdós consigue mantenernos en vilo con una batalla, intrigarnos con los vaivenes de la vida de la pobre Inés, presentarnos a los personajes más inolvidables (El Gran Capitán, Santorcaz, Doña María, Marijuan, Malespina, el Diplomático…), mostrarnos un episodio decisivo en la historia de nuestro país, y no solo eso, también explicarnos cómo el país comenzó un cambio decisivo a partir de la Guerra de la Independencia.
Y como ya he dicho, a pesar de que se seguía gritando el nombre de Fernando VII en las batallas (el mismo Fernando VII que había ordenado a su pueblo que obedeciera a Napoleón), ideas nuevas van entrando en la península, ideas que hasta parecen sacudir los cimientos de la nobleza, ya totalmente inútil.
Tan inútil como un espadón de anticuario, lleno de símbolos heráldicos con el que Don Diego intenta inútilmente luchar en una batalla real, para descubrir que es imposible, hasta que consigue cambiarlo por una espada de verdad y así de claro se lo cuenta a su escandalizada madre: “Vea usted este sable: no tiene letrero, ni cabecitas, ni garrapatos, ni nada; pero corta que es un gusto”.
Así que si queréis ver cómo el país se empezó a librar de sables llenos de cabecitas y garrapatos, cómo se forma un ejército en tres de meses, cómo hombres, mujeres y niños hicieron la vida imposible a los invasores y cómo Gabriel consiguió sobrevivir en medio de toda esta locura, os invito a leer Bailén.
Los episodios nacionales… me lo apunto como reto para el año que viene!!!!
Ante todo, muchas gracias Isi por atribuirme parte del mérito de vuestra, esforzada, organización, y gracias por publicarme esta reseña, que me ha quedado demasiado larga, la verdad pero que creo que demuestra mi entusiasmo por Galdós.
Carmenzity Eso, eso, apúntatelo, no lo dudes ya verás que cuando empieces dirás dos cosas
– ¿Por qué no empecé antes?
– ¡Quiero empezar el siguiente ahora mismo!
jaja Loque, es que se nota que le amas, y además yo te doy las gracias por “obligarnos” a organizar todo esto, porque me lo estoy pasando genial y me están gustando mucho los episodios.
Este en concreto ha sido muy emocionante por ambas partes: la histórica y la novelada, que a mí me tiene en vilo por la suerte de la pobre Inés.
Qué ganas de leer el siguiente!!
Isi: Gracias a ti, con solo conseguir que una sola persona del planeta tierra le diera una oportunidad a Galdós y no pensara que Los Episodios Nacionales eran unos tochos horriblemente aburridos que “había que leerse” me daba por satisfecha, así que haber conseguido a más gente, me emociona.
Qué daño han hecho las recopilaciones en tomos gordísimos, que le hace creear a la gente que si empieza uno el uno de enero, acabará al año siguiente, y que se quedará dormido encima leyendo cómo no sé qué general fue a no sé qué batalla. ¡¡Y es todo lo contrario!! Son tan cortitos, tan amenos y tan apasionantes que yo también pienso ¿qué será de Inés? ¿y de nuestro Gabriel? ¿y el Mayorazguito, terminará bailando flamenco para los franceses?
Coincido contigo en señalar que el quid de la cuestión de este “Bailén” es esa contradicción de un pueblo que ya está actuando como si fuese soberano y en cambio todavía no ha cambiado su mentalidad. El contraste entre las ideas republicanas de Santorcaz y la inutilidad de los nobles españoles (totalmente obsoletos como ese espadón que tú destacas) con la voluntad de un pueblo que ejerce su poder de decisión sin ser consciente de que lo tiene, es uno de los mejores puntos de la novela, sin duda.
Mientras leía tu reseña recordaba que a mí también me había dado risa ese ejército pertrechado a la buena de dios. En realidad, visto en aquellos momentos, debía dar risa ver a aquellos desarrapados enfrentados al mejor ejército de Europa del momento. Y qué pena que la Historia desprecie con tanta ligereza el hecho de que fueron esos españoles, precisamente ese pueblo por iniciativa propia, quién venció por primera vez a Bonaparte en Europa. Ellos fueron el principio de su fin.
Una lectura estupenda, creo que todos hemos disfrutado un montón, ¿verdad? Bss
Mónica Serendipia: Me alegra que estés de acuerdo conmigo, y es que está claro que las grandes mentes piensan igual 😉
Sí, este es un libro sin desperdicio, y aunque en otras reseñas he visto temas muy interesantes resaltados (el paseo por La Mancha – Austerlitz, el humor, Santorcaz…) este me llamó especialmente la atención y creo resulta difícil de creer que, en apenas 200 páginas, se hayan tratado tantos temas, se haya conocido a tantos personajes y se haya explicado un tema tan espinoso como el del nacimiento del consitucionalismo en nuestro país.
Y sí, es muy triste que no se aprecie en su justa medida que aquí, en España, un grupo de valientes sin uniforme, ni formación, ni agua ni comida siquiera, fueron voluntariamente a luchar contra las tropas del conquistador de Europa y ¡ganaron!
Me ha emocionado leer tu reseña, por lo muy fidedigna que es a la hora de recrear la gran novela del grandísimo Galdós y también porque me ha hecho pensar con pena en la desgracia que para los españoles suposo desaprovechar aquella oportunidad de cambio y finalmente acabar gritando aquel trágico “Viva las caenas”.
Natalia D. Muchas gracias, a mí me emociona que te pases por aquí. Ya me gustaría reflejar, aunque fuera un poco, lo grande que es la prosa de Don Benito.
Lo de las cadenas fue horrible, pero también es verdad que intentamos librarnos de “el deseado” y no hubo manera, y nos lo trajeron de nuevo ¿quiénes? los franceses!
No, si al final sí que eran unos canallas.
Me ha encantado tu reseña, creo que has destacado los puntos más importantes: la contradicción del pueblo español que quería restablecer a un rey que les había abandonado, y la falta de aprecio por esos valientes que se fueron a luchar con el “fusco” que tenían por casa. Y si no, con piedras. Y que hicieron morder el polvo a un ejército que era temido en el resto de Europa.
Lástima que esa fuerza se perdiera para dar poder a un amo que no lo merecía, y no para establecer una sociedad moderna. Otro gallo nos hubiera cantado, ¿no?
Gracias por incitarnos a leer los Episodios. Yo era de las que pensaba que eran un tocho, y resulta que no, que son cortitos y de lo más entretenido.
¡Besotes!
¡Pedazo de reseña! Que me está gustando seguir las andanzas de Gabriel con vuestras reseñas. Y ver cómo lo estais disfrutando!
Besotes!!!
Ya nos avisó Isi que tu reseña era impecable, y no se ha equivocado. Muy completa, sin que ningún detalle quede en el olvido. Me ha gustado que hagas hincapié en esa “desobediencia” del pueblo, que reclamaba la vuelta del monarca a pesar de que padre e hijo habían puesto la corona en manos de Napoleón. Ya tengo ganas de que avance el tiempo de la historia, que las ideologías políticas entren en la trama y, en definitiva, que comience a tomar protagonismo el enfrentamiento entre liberales y reaccionarios, siempre con la ofensiva francesa de fondo. ¡Un abrazo!
TresCatorce: Muchas gracias. Sí, el rey les había abandonado y entregado al enemigo, al mismo que quemaba ciudades a su paso. ¡Y hacían la guerra en su nombre!
Realmente el objetivo no podía estar más equivocado, pero aún así hay que admirar lo valientes que fueron.
Gracias a ti por apuntarte, me alegro muchísimo de que estés disfrutando estos libros tan estupendos, que son muy famosos, pero con la mala fama de ser muy pesados.
Margari: Gracias, de verdad. Qué maravilla ver que otra gente disfruta con Galdós ¿verdad? Para mí es como ver que la gente prueba el jamón ibérico pata negra por primera vez.
Jesús: Qué amable Isi y qué tú amable tú también, aunque sé que es difícil tan solo mencionar, todo lo que se trata en este libro ¡y eso que es cortísimo!
Yo también estoy deseando avanzar con estos libros, para seguir conociendo todos los avatares de la vida política de este país, aunque la mayoría no sean para alegrarse demasiado.
Pero por lo menos lo haremos en buena compañía, y con el mejor guía posible.
Loque:
¡excelente documental de la lectura de un libro! (yo veía eso en mi cabeza 😛 )
aquí voy a mandar a mis amigos para que lean lo que ha pasado por si se animan a unírsenos a la siguiente lectura conjunta.
Gracias por ser de las promotoras de esta iniciativa.
Un beso,
Ale.
Ale: Muchas gracias, y oye, si alguien te dice que no se ha leído los anteriores y por eso no se apunta, no te olvides de decirles que disponemos de unos magníficos resúmenes.
Vale, no son magníficos, pero tú díselo, mujer.
Gracias a ti por seguir la iniciativa y darnos tu original punto de vista.
Genial el comentario. Conciso, claro y aclaratorio. Desde aquí animamos a todo el mundo a leer la genialidad de Don Benito y sus Episodios Nacionales.