Hoy cedo mi blog para que podáis leer la estupenda reseña de Loque sobre Un hotel en ninguna parte.
Escribo esta reseña para confesar algo: en las últimas semanas estoy sufriendo una extraña mutación, un cambio que no me esperaba, a lo mejor es hormonal o algo que he comido, no sé.
No lo demoremos más, ha llegado el momento de decirlo públicamente. Uf, no sé, es difícil ¿eh? Vale, muy bien, lo digo: he salido del armario.
Sí, sí, del armario de los que dicen que no les gustan las historias de amor. Ya está, he de ser sincera, me he convertido en una romántica.
Pues sí, es duro descubrirlo a mi edad, pero creo que tengo que asumirlo, dentro de mí vivía una romanticona, ha salido y está desbocada.
Así que ahora me gustan los largos besos al final de las películas, los chicos que persiguen a la chica al aeropuerto para decirle que la aman y como me descuide me van a acabar por gustar las canciones esas que cantan un hombre y una mujer juntos, mirándose arrobados a los ojos.
Una cosa, estás arrobado cuando pones cara de “cuelga, tú” ¿no? Entonces, sí.
¿Y quién es la culpable? Pues Mónica Gutiérrez Artero ¡Que lo sepa todo el mundo!
Ella y su libro Un Hotel en Ninguna Parte, y párrafos como este:
Olvido el mundo cuando me abraza, escucho sólo el rumor del mar cuando escondo el rostro en la línea curva de su cuello, tan cálido.
Y aún peor:
Deseaba besarme con tanta intensidad que hasta el aire se ha vuelto espeso y caliente a nuestro alrededor.
Jo, Mónica Gutiérrez, esto no se hace.
Una de las manifestaciones más insidiosas de este virus es que ahora me gustan las canciones románticas. Quizá no os parezca muy grave pero es que me gustan las canciones románticas… (valor, hay que confesarlo) … francesas … y aún peor (sí, hay algo peor), las italianas.
Y no solo eso, también me ha convencido de que los compañeros de trabajo pueden ser buenas personas (ya ves tú qué fantasía) y hasta convertirse en tus mejores amigos, en vez de esos seres extraños que se lían a golpes con la máquina para quedarse con la coca-cola esa que siempre se queda enganchada, dispuestos a perder algún miembro a cambio de 35 céntimos de euro.
Y ahora les saludo sonriente y soy amable con ellos y todo ¿se puede caer más bajo? Mónica, me estás destrozando la vida, a este paso me va a caer bien hasta mi jefe.
Bueno, lo de mi jefe es un suponer.
Y otros efectos secundarios es que empiezo a pensar bien de todo el mundo, hasta de los premios Nobel, aunque después me acuerdo de Cela, y se me pasa.
Ah, y que escribo cuatro postdatas en cada correo. Tengo la “p” y la “d” desgastadas, la verdad. Me debe un teclado, como mínimo.
Y atención a este párrafo
“La cocina de Joaquim olía a chocolate y a vainilla, Marbel estaba rellenando unas tartaletas con crema pastelera y fresas,…”
Y hay más por el estilo ¿hay derecho a esto? Así que Mónica Gutiérrez, que sepas que tienes la culpa de que me guste el chocolate caliente, los bizcochos, las galletas y … vale, antes lo tomaba, pero solo lo estaba probando a ver si me gustaba… una y otra vez.
Y otra, y otra.
Y otra más.
Para finalizar, diré que no solo quiero confesar abiertamente el lamentable estado en el que me encuentro, sino que creo que debo alertar de que hay algo extraño en este libro para producir estos efectos.
Mónica, confiesa ¿esto tiene imágenes subliminales o algo, no?
Título: Un hotel en ninguna parte Autor: Mónica Gutiérrez Edición: libro electrónico ASIN: B00KQVQ43U Páginas: 186 Precio: 1,98 €
JAJAJAJAJA. Venga, yo también voy a salir del armario. Esta gente está sacando de mi cosas que no sabía que tenía.
Aún no escucho canciones de amor italianas, pero poco me debe faltar. xD
Gracias por una reseña tan divertida y tan acertada.
Besos.
MaraJss ¿Todavía no has llegado a las baladas italianas? Pues no sabes lo liberador que es… a la par que hortera.
Gracias, de verdad. Y gracias Isi por publicarla.
Oh, Loque, lo siento mucho. Tienes toda la razón, te he puesto en un aprieto y además (me avergüenza un poco decirlo) creo que es contagioso. La verdad es que hace tiempo que me gustan las escenas de amor y los dulces caseros, y en mi maldad infinita, he decidido contagiar al mundo. Como sé que tú y tus ejércitos andáis a la conquista, he pensado “si no puedes con ellos… haz que sean de los tuyos”. Y ya ves 😉
Oye, me ha encantado esta reseña tan personalísima, la guardo con todo el cariño del mundo porque sé que así ha sido escrita también. Mil gracias por dejarte enredar con tan buen humor y acompañarme en esta aventura. No sería ni la mitad de agradable y divertido si no fuese por ti y por Isi. Un besote.
Me encantó la reseña! Yo sigo muy dentro del armario, pero ya visité Amazon en busca de la novela, así que a lo mejor también pronto tendré que confesar algo…
Qué reseña tan chula, me ha encantado! Ahora sé que si me decido a leer el libro de Mónica me veo abocada a una salida del armario inminente… 1beso!
jaja Loque, en algún momento te tenía que pasar. Yo ya lo sospechaba 😛 Además debe de haber grados más altos o más bajos, porque yo tampoco he llegado a las canciones italianas todavía ijijiji.
Gracias por esta estupenda reseña!
PD: ahora en serio, no sé por qué la gente le tiene tanta manía a las novelas románticas, con lo bonitas que son.
Jajaja, qué reseña más buena! Y te doy toda la razón. Las historias de Mónica tienen efectos secundarios. Te deja una sonrisa en la cara perenne! Las mejores vacaciones las he pasado en este hotel.
Besotes!!!
Mónica-Serendipia Madre mía, ahora me estoy imaginando a mis (muchos) ejércitos conquistando el mundo al ritmo de italianos con ronquera cantando algo muy meloso… miedo me da.
Me alegra mucho que te haya gustado la reseña. No hubiera sido posible si no hubieras escrito un libro tan bonito, aunque asaz peligroso…
El mérito de la lectura conjunta es de Isi, pero me alegra haber puesto mi (romántico) granito de arena.
Agnieszka Gracias, vete comprando perchas, que en cuánto te la leas, sales!
Tizirez Muchas gracias. Lo bueno es que se hace hueco para ropa y hasta puedes ir de compras y todo!
Isi Yo sabía que era un poco romántica, pero esto… esto es un poco excesivo ¡¡que lo de los italianos va en serio!!
Se ve que es verdad que los conversos somos los peores, ya sabes, como los ex-fumadores…
Una novela romántica, cuando está bien escrita y con gracia, está muy bien. Por lo menos de vez en cuando.
Margari Gracias. Es verdad, yo también he pasado una estancia de lo más agradable, aunque me costó un poco encontrar el sitio, a ver si arreglan ya el camino 🙂
Ay, Loque, a mí también me gustan las novelas románticas, las canciones francesas e italianas, los besos al final (bueno, y en medio y al principio), los hombres tiernos, las merienditas con chocolate y pastas, los lugares de ensueños, los toques de magia, el humor… En resumen, que con “Un hotel en ninguna parte” teníamos todas las de perder. No quedaba más remedio que sucumbir a su encanto.
Si quieres formamos un partido o club o grupo de RR (Románticas Recompuestas) y disfrutamos como locas con novelas así. Yo estoy dispuesta.
Jajajajaja Genial!
La verdad es que “Un hotel en ninguna parte” es maravillosa. Para mi también ha resultado ser una lectura de cinco estrellas.
Besos
¡Chupichupi! 😀
Quiero decir que ahora que he leído esta reseña tan díver quiero leerloooooo 😛
Jane Jubilada Me ha encantado la asociación RR, yo también quiero ser una Romántica Recompuesta.
Y di que sí, viva los besos en cualquier punto del metraje!
Cristina Roes Muchas gracias. Sí, es una novela y un hotel de cinco estrellas.
Becky Sharp Espero que te guste pasar ahí las vacaciones, y te lo pases muy chupichupi 🙂
Jajajs, qué reseña tan original!
Tenia que venir el libro con una advertencia: produce efectos secundarios!
Besos
Jajajajajaja Me ha encantado la reseña 🙂
La verdad es que el libro produce todos los síntomas que describes.
Besos!
Laky Gracias. Sí, sí, que lo vendan con prospecto y un cd de baladas!
Kristineta Muchas gracias y espero que estés pasando una buena convalecencia.
Uyyy, la que está liando Mónica. Yo también me contagié de ese virus. De hecho, fíjate que escribi mi reseña a modo de correo electrónico. Me quedé pasmao porque me llegué a preguntar si me pasaba algo pero es que, después de tanto email y tanta post data (faltaba el te quiero -un fallito de nada de Mónica). En fin, un hotel tentador. Veo que Mónica ha logrado en el lector ese efecto dominó que hará que, quienes decían no leer novelas románticas, de esas con un final feliz y en la que te caen los lagrimones, después de la experiencia vivida en El bosc de les Fades, seguro que, aunque sea a escondidas, volverán a caer en las redes de Cupido, de forma literaria, claro.
Francisco Vaya, creía que había contestado! Te decía que sí, que Mónica nos está llevando a la perdición, de aquí a Crepúsculo no nos queda nada (que noooooo, que es broma)
pd. Me gustó mucho tu reseña y sus postdatas
Y ahora me sale todo en negrita… ay, por favor, esto deben ser los efectos secundarios!
Hemos disfrutado mucho este libro, quiero mas!!
Cartafol ¡Di que sí!