La magia del orden (#KonMari) – Mi experiencia ordenando
25 Ene 2018 por Isi
Si me sigues en Twitter, te habrás dado cuenta de que me he pasado las últimas semanas limpiando, organizando y deshaciéndome de bolsas y bolsas hasta arriba de cachivaches que no quiero tener en casa. La culpable de este huracán de limpieza y orden que me ha poseído es Marie Kondo, la japonesa que ha revolucionado el mundo del minimalismo y la organización con este primer libro: La magia del orden. Ella misma ha bautizado a su método con el nombre de KonMari, y os anuncio que se ha convertido en la guía espiritual y filosófica del resto de mi vida.
Por si alguien no está familiarizado con este libro, lo explico brevemente: consiste en sacar TODAS tus posesiones terrenales según su categoría (toda la ropa, todos los libros, todos los utensilios de cocina, etc.), ponerlas todas juntas para que te dé un soponcio tras el impacto visual que suponen todos los objetos que acumulas; descartar lo que no te provoca felicidad y/o no necesitas y, finalmente, buscar un sitio para el resto de cosas que de verdad quieres tener, de manera que quede organizado todo para siempre; que cada objeto tenga un lugar al que volver después de ser usado.
Mi experiencia ordenando
Como os podéis imaginar, es más fácil decirlo que hacerlo, pero os cuento un secreto: todo es empezar. La autora, que vive de enseñar a la gente a organizar, recomienda un orden concreto, que he seguido a rajatabla. Os voy a contar cómo lo hice, y os voy a enseñar fotos del proceso, con la intención de que veáis que esto no es un camino de rosas, ni mucho menos. Requiere muchísimo esfuerzo, muchas horas, y muchas decisiones que tomar sobre tu vida en general. Allá vamos.
1) Ropa
Yo pensaba que no tenía mucha ropa, pero lo primero que tuve que hacer fue dividir la categoría “ropa” en subcategorías ya que no me iba a dar tiempo a hacerlo todo en un solo día. Sin comentarios. Además, me dio tal impresión ver la cantidad de ropa que tenía encima de la cama, que no hice foto por pura vergüenza. Como os digo, ordenar y desechar prendas, y todo tipo de cosas, lo que hace es sacar tu comportamiento a la luz, y darse cuenta de lo que uno ha sido durante tantos años (consumista, acaparador…) es bastante duro.
Pues bien, organicé los zapatos un día, otro para la ropa interior, la ropa de la casa, los abrigos y, finalmente, el resto (camisas, jerséis, pantalones, ropa de deporte). Terminé con 12 bolsones llenos de prendas que no me gustaban, no me valían y/o no me ponía desde hacía tiempo. Lloré al despedirme de prendas que había disfrutado en el pasado; limpié los armarios, cómoda y zapateros; doblé las prendas como Marie Kondo recomienda, y fui feliz por siempre jamás. Bueno, hasta que me di cuenta de que debía hacer lo mismo con el resto de mis cosas 😉
2) Libros
Por supuesto, si estás leyendo esto, pensarás que no he podido deshacerme de los libros o que, si lo he hecho, no merezco ser llamada bibliófila. Quizás tengas razón.
Lo cierto es que me he desecho de 250 libros, y sin pestañear, aunque es verdad que Marie Kondo recomienda hacer una purga mucho más brutal que la mía. He seguido el siguiente patrón (de mi propia cosecha):
Para los libros que ya he leído: libros que me han encantado, se quedan; libros que me han gustado y que he prestado a mi abuela/familiares/amigos y han regresado a mí, se van. Estos últimos ya han cumplido su función y estoy segura al 100% de que no los voy a releer.
Para los pendientes me he hecho la siguiente pregunta: si tuviera todo el tiempo del mundo, ¿leería este libro? Así he ido descartando unos y conservando otros. La autora explica muy bien esto que todos los lectores sabemos intrínsecamente: que cada libro tiene su momento y que, si no lees un libro justo después de comprarlo, es muy probable que no lo leas nunca. Yo no he sido tan radical y he conservado muchos pendientes que creo que sí me apetecen y me van a gustar. Pero también hubo muchos que descarté.
El caso es que ya estaba pensando en visitar Ikea y comprar nuevos Billys, pero ahora tengo estantes enteros vacíos. VACÍOS. Y siento una paz interior difícil de explicar.
3) Papeles
Esta era una categoría que estaba deseando organizar. Cada cierto tiempo he tirado apuntes y cuadernos de la carrera atrasados e inútiles ya, pero nunca había hecho una limpieza “a fondo”. No fue fácil, y estuve muchas horas mirando cada papel y decidiendo qué tirar. Además tenía montones de libretas (me encantan) que tuve que desechar también básicamente porque no las he usado nunca; me quedé con cuadernos en blanco para apuntes, los contratos, nóminas y ese tipo de papeles que se deben conservar, y las libretas que más me gustaban.
4) Categorías “pequeñas”
Tras los papeles, y viendo ya gran parte de la casa ordenada, entré en una vorágine del orden: organizaba entre semana una categoría “pequeña” (productos de limpieza, peluches, cajas de cartón etc.), y dejaba para el finde el maratón eterno de las categorías grandes. No veo ninguna pega en ir haciéndolo así, siempre y cuando organices todos los objetos de esa categoría.
5) Manualidades y material escolar
Como muchos sabréis, me encanta el scrapbooking y escribir cartas, así que organicé el material que tengo en un día diferente al de los “papeles”, porque para mí son cosas distintas. Lo junté con el material escolar (post-its, bolis, subrayadores, clips, pinturas, etc.) porque lo tengo todo en la misma habitación, así que fue bastante fácil.
Tiré un montón de bolígrafos y pinturas, grapadoras pequeñas que no me gustan, gomas de borrar roñosas, recortes que no he usado… Pero lo más duro de este día fue ordenarlo todo y buscar el sitio adecuado para cada cosa. Ha quedado todo estupendo, y estoy muy a gusto en esta habitación que utilizo a la vez para estudiar y para “jugar”.
6) Baño
En realidad debería decir “todo lo que hay en los armarios del baño”. El día que saqué todo lo que contenían los armarios, sentí un enorme placer, porque sabía que no iba a ser difícil descartar cosas: tiré sin pestañear todo el maquillaje (no uso maquillaje desde hace años), todas las horquillas y cintas del pelo, todas las muestras, y todos los botes de cremas que llevaban más de 2 años por allí abiertos. Las colonias sin usar se las regalé a mi madre, que le gusta llevar algún frasco para la mochila de deporte.
La verdad es que lo que más me costó ese día fue limpiar armarios y azulejos, pero quedó todo perfecto y con espacio de sobra.
7) Cocina
Después de organizar y limpiar la cocina tuve agujetas, no os digo más.
Saqué todo lo que había en los armarios, tanto los utensilios de cocina como la comida, y me pasé un buen par de horas limpiando con el famoso quitagrasas del Mercadona. Puse una balda de más en un armario de la terraza que uso como despensa, porque me venía mejor para organizar las tazas, y después de eso me pareció que, ya que estaba, podía limpiar los cristales de allí, de la terraza, así que una hora más sacando los cristales (son de esas ventanas correderas) y limpiándolos a fondo. Ya de estar… Todo esto después de que me llamaran los vecinos por una emergencia (una vecina se había caído en el baño y no se podía levantar), y me llevara un buen susto para el cuerpo.
A la hora de desechar, empecé por la comida caducada (2 bolsas de basura). Aquí me pasó como con la ropa: me daba vergüenza ver toda esa comida que compro por impulso de vez en cuando y dejo por ahí olvidada hasta que la tiro porque se caducó hace un par de años. Espero no volver a comportarme así, os lo digo de verdad.
La mayoría de los utensilios de cocina no son realmente míos, sino que son de mis padres (¡es su piso!), así que no deseché más que los que estaban estropeados (platos o vasos con muescas), y mis tazas. Solía tener tantas tazas que no me cabían en los armarios, así que siempre las tenía en la encimera y, sinceramente, una sola persona no necesita 20 tazas, así que descarté las que menos me gustaban, llevé alguna para el despacho (nos vienen fenomenal para tomarnos un tecito de vez en cuando), y tengo ya todas las restantes ordenadas en un armario.
Por primera vez en mi vida, estoy disfrutando de mi cocina.
8) Miscelánea
El último día lo dediqué a objetos sin categoría concreta. Saqué todo lo que me quedaba por ordenar de los armarios del pasillo, las estanterías del salón y los cajones de las mesillas de noche.
Aunque me llevó mucho tiempo, la verdad es que no fue ya tan difícil como los días anteriores, y acabé el día haciéndome un buen chocolate caliente con nata y bizcochos, para celebrarlo.
9) Objetos sentimentales
Es cierto que me faltan por ordenar las fotos y las cartas, pero físicamente ocupan tan poquito espacio en la casa que no me agobia nada verlas, así que he decidido dejarlas para más adelante, cuando pasen los exámenes.
En teoría, es esta la categoría más difícil de desechar. Creo que haré un solo album con las fotos que más me gusten y descartaré las demás. En cuanto a las cartas, como es un hobby, tiraré “las del pasado”, y conservaré alguna postal navideña especialmente bonita y las cartas de las amigas con las que me escribo regularmente.
¿Te animas a organizar tu casa?
El método KonMari es para todo el mundo que quiera llevarlo a cabo. En mi caso, vivo en un piso de 60 metros cuadrados que estaban aprovechados al máximo con muebles para almacenar cosas que ni siquiera me gustaban. Ahora es como si tuviera el doble de espacio en casa, y no echo en falta nada. Además, hasta el último objeto que poseo tiene un lugar asignado, de tal manera que siempre sé dónde tengo que ponerlo después de usarlo y nunca queda por ahí. Parece una obviedad, pero supone un cambio radical.
Lo que más me gusta es que todas las superficies están vacías: puedo limpiar el polvo sin tener que mover apenas ningún objeto y esto, a la vista, me da una paz inmensa. Antes siempre había un montón de cosas encima de todos los muebles y los estantes: montones de libros, el bolso rondando de un sitio a otro, papeles que no sabía dónde guardar, llaves… Estoy muy feliz con el cambio.
Para los que quieran sentir esta armonía hogareña os recomiendo que leáis el libro antes de poneros a organizar. Yo había visto algunos vídeos de la autora doblando ropa y lo había hecho con algunos cajones de los míos, pero sin haber descartado todo lo superfluo antes, y os aseguro que hay muchísima diferencia con lo que he hecho ahora tras haberlo leído un par de veces. Por eso creo que es necesario conocer todos los detalles del proceso antes de empezar, es decir, que creo que lo correcto es leerlo primero.
Y, para terminar, os anuncio que mañana publicaré otro post relacionado con el KonMari con consejos que me hubiera gustado conocer antes de ponerme a organizar; consejos que me habrían puesto las cosas mucho más fáciles, y que espero apliquéis si vais a organizar vuestra casa 😉
Mmmm, yo estas navidades, aprovechando la ausencia del nano, organicé media cocina (a mi manera, no conocía el método KonMari. Y la verdad es que de cuatro mueblecillos de nada, eliminé un montón de cosas: vasos y platos y copas que regalé a para el comedor de un colegio de aquí cerca, cosas que ni me acordaba que tenía…
Me leeré el libro y trataré de reunir energía para hacer el cambio radical.
Bicos, Isi!
Osheaa: pues mira, parece que ya lo conoces, porque va precisamente de eso, de liberarnos de cosas que no necesitamos, ni queremos, ni nos hacen felices. Del exceso, vaya.
El problema llega con los regalos y otros elementos que realmente no usas, pero que te da pena o reparo tirar. Ella te explica por qué tienes que desterrar estas cosas, y lo hace muy bien; ayuda mucho. Por ejemplo, yo me puse a llorar tirando la ropa, porque veía prendas que me habían gustado y había usado muchísimo y ahora no me valían, y me veía gorda, y me hubiera gustado volver a llevarlas, etc etc. Pero me acordé de que ella dice que te centres en lo que conservas, no en lo que tiras, y que hagas que esas cosas que se quedan contigo realmente reflejen quién eres. Bueno, pues esa tontería me ayudó mucho a seguir descartando y aceptar la realidad de que no puedo seguir guardando “basura”.
Si lo lees, ya iré a ver qué opinas sobre todo esto. Es difícil hacerlo, pero merece la pena.
No he leído el libro, pero sí que he visto por youtube vídeos con este método y me animé este invierno a hacerlo con los armarios. Y no veas el sitio libre que te queda. Y eso que hay cosas que no he podido tirar… Soy una sentimental, qué voy a hacer. Pero ropa sí que he tirado. Cuando empiece a sacar la ropa de verano, haré lo mismo. Y mira, me voy a tener que comprar el libro y así aplicarme en toda la casa. Aunque libros no creo que pueda ya quitarme muchos. Que de cuando en cuando sí que hago mi propia limpieza y la biblioteca de mi barrio me lo agradece.
Besotes!!!
Anda, Margari, pues sí que lo haces bien. Tú ya eres experta en lo del konmari 😉 Ya solo haces limpiezas de mantenimiento, pero no tienes que hacer el maratón para solucionar tu problema de acaparamiento masivo, como he tenido que hacer yo jejeje.
En cuanto a los libros, eres la primera persona lectora que conozco que hace eso de forma habitual. Mi más profunda y sincera admiración.
La verdad es que tengo la impresión de que llevo aplicando esto mucho tiempo. Por ejemplo, con la ropa en mi familia siempre hemos sido de revisar los armarios cada cierto tiempo y pasarnos la ropa de unas a otras cuando ya no nos sirve. Cuidamos muchísimo la ropa así que incluso cuando la donamos está nuevecita y puede tener una cuarta o quinta vida. Eso sí, los zapatos y bolsos son sagrados. Me cuesta un mundo desprenderme de “por si acasos”.
Con los papeles y apuntes siempre iba liquidando cosas a final de curso. El pasado verano sí que hice un buen remate y además lo organicé en carpetas etiquetadas. Que gusto da buscar ahora un documento.
Los libros hice la limpieza más radical también el pasado verano (es que en agosto tengo todo el mes libre y me abuuuurro). Suelo quitar cada cierto tiempo una media de 20 libros pero la última limpieza grande quité unos 200. Tengo claro que la biblioteca sólo puede ocupar una habitación y no debo salir de ahí así que hay que vaciar estanterías antes de meter libros nuevos. Además, en los últimos dos años he reducido considerablemente el número de libros que compro. El mundo bloguero te hace comprar mucho por impulso.
Ahora mismo de las partes más importantes que me quedan en casa es la cocina pero estoy esperando a reformarla. Se me está haciendo eterna la espera porque me desquicia cada vez que abro un armario y veo las cosas apiladas y a punto de caerse. Además, la cocina es territorio de mi marido y meterlo en el mundo del orden es una batalla aparte xDDDDD
En fin, menuda chapa te he dado. Creo que en algún momento acabaré leyendo el libro por mera curiosidad pero en gran medida me parece que ya estoy aplicando el método KonElwen xD
Pues sinceramente, igual no te hace falta ni leerlo ni nada, porque ya veo que es algo que haces de manera natural. A mí no me pasaba eso. Yo hacía limpiezas generales de la casa, pero sacaba todas las cosas para limpiar y las volvía a meter (excepto cuatro cosas que iba tirando, pero apenas nada), con lo cual me quedaba con la misma cantidad de “basura” que antes.
Nada, lee el libro por si hubiera algún lugar que tienes más descuidado y te hace darte cuenta, pero me parece a mí que tú esto lo tienes más que superado.
Eso sí, pásale el libro al consorte, y que se ponga a ello con sus dominios 😉
Isi, me has hecho reír, y me has agobiado con los libros. Tengo que reconocer que has sido muy valiente.
Yo voy a empezar por comprarme el libro y luego veré que hago. Aunque tengo que decir que de vez en cuando hago bolsas y tiro de todo.
Un abrazo
Teresa: es que los libros fueron una prueba de fuego para mí. Pero no me arrepiento ni un poco de lo que he hecho, en serio.
Haces bien en despejar la casa de cosas innecesarias. Este libro es para hacerlo totalmente y en toda la casa; si te animas, nos cuentas 😉
Tengo una amiga entusiasta de este sistema. Y nos va contando sus pasos siguiendo el libro.
La verdad es que yo por ahora lo he intentado aplicar con la ropa y en la cocina. Pero tras leer tu experiencia creo que necesito el libro para poder hacerlo bien.
Un abrazo
Sí que te recomendaría el libro: yo había doblado alguna ropa como ella recomienda, pero tampoco había tirado todo lo que me sobraba; no me he atrevido hasta que no he leído el libro. Me parece importante, porque ella te “ayuda” a desechar estas cosas que nos parece que no podemos tirar.
Si te animas, ya nos contarás.
La verdad es que es una gozada reorganizar la casa; parece que es otra, y me encanta ver que todo sigue ordenado y sentir que puede seguir así todo el tiempo que yo quiera 🙂
Yo antes me ponía a limpiar y tenía que quitar montones de cosas de un sitio y ponerlas en otro para pasar el polvo, porque siempre andaban rondando por ahí. Ahora eso se ha acabado, y es un cambio fenomenal 😀
Me ha encantado tu post! Lo de la ropa suelo hacerlo cada temporada pero me consta que dejó muchos “porsis”, lo de los libros de estudiar he tirado mogollón de esos que no miras en 10 años pero también porsi…4 o 5 estantes he liberado.El otro día gracias a ti los zapatos y genial. Me falta la cocina y estoy por atacar ahora la bisutería…
Elena: jeje me alegro de que hayan quedado los zapatos en orden. La bisutería igual la puedes poner baratita en wallapop y te sacas unos cuartos para tomarte un café, que no viene mal.
Da un gusto quitarse “peso” de encima… Yo estoy encantada, espero convertirlo en algo rutinario como haces tú, aunque no me mude cada poco 😉
Un besote y gracias por pasarte. Muakkk
No he leído el libro pero si que he visto varios vídeos en Youtube. Algunos me han gustado y otros me han parecido bastante extremos, es decir, creo que es algo que hay que hacer porque uno quiera, pero he visto a chicas tirando a la basura, dicho por ellas, cremas enteras, ropa y demás enseres porque lo dice el libro. Entiendo que quieras ordenar pero regala esas cosas, o en caso de cremas, perfumes…lo gastas y no lo compras más.
En mi caso soy una persona muy ordenada, mi madre te diría que obsesiva con ese tema jajaja, pero es que me encanta que cada cosa este en su sitio y como debe ser. Mi madre es todo lo contrario así que para mí es algo estresante a veces. Con esto te quiero decir que no soy nada cumuladora, salvo en dos casos: ropa y complementos (pendientes y collares).
En el tema de la ropa si que debería aplicar el método, soy de las que tiene un cajón enorme con ropa de “por si acaso” o “para cuando adelgace”. Y al final es algo ridículo. En complementos si que no lo haría porque es algo que no me molesta y me hace “feliz” por lo tanto no veo porque tendría que hacerlo.
En el caso de los libros tengo cinco estanterías y me ciño a ellas, cada x tiempo quito libros para que entren otros y listo.
La verdad que con todo ordenador uno se siente muchísimo mejor, disfruta más de la casa y da gusto verla jajaj.
Un beso!
Dácil: qué suerte tener ese “gen” del orden ya de serie. Yo espero adquirirlo a partir de ahora jejeje
En cuanto a la ropa, te recomiendo que la metas toda en bolsas y la lleves a donar; igual te sorprendes de lo que le sucede a tu cuerpo. Yo he adelagazado 3 kilos desde que empecé a limpiar, no te digo más. Ahora me valdría esa ropa que tiré, pero creo que si no la hubiera tirado, no habría adelgazado 😉
En fin, esto trae consecuencias inesperadas, pero todas buenas.
Pues lo voy a probar! Toda, toda no creo porque la mayoría tiene hasta las etiquetas puestas y me parece un pecado pero si quitaré mucha 🙂
Un beso!
Es maravilloso liberarte de cosas! Yo he oído hablar de esta mujer pero nunca me he parado mucho a ver su famoso método de ordenación. En casa de mis padres tienen un problema serio de acumulación, pero casi rozando la patología, por lo que no aceptan demasiado bien las sugerencias de este estilo. En Navidades se cambiaron de piso (después de 30 años) y yo aproveché para tirar muchísimas cosas de la pequeña parcelita que me habían guardado. Ellos se paraban en la puerta mirándome y sufrían mientras yo metía cosas en las bolsas de basura: “Pero vas a tirar eso? Si está nuevo!” Y mi respuesta era siempre igual: “si no lo tiro, lo regalo, pero no merece la pena guardar cosas que no uso ni usaré nunca más… si llevo 20 años fuera!”. Aunque al principio me costó un poco, ciertamente, luego resultó ser como una liberación. Acabas desarrollando lazos sentimentales con casi cada objeto que tienes, jaja, y al final es como si hicieras algo malo cuando decides prescindir de ellos. Pero una vez superada esa sensación, se vive muchísimo mejor!
Saluditos
Dácil: es un pecado, pero ya lo has cometido. Lo interesante es no volver a cometerlo; comprar solo lo que necesitas y te vas a poner. Parte de todo esto es saber “dejar el pasado atrás”, y eso incluye esas prendas con la etiqueta puesta.
Lillu: te digo que antes de leer el libro yo me hubiera identificado perfectamente con tus padres, y es que me costaba tirar cosas que no estuvieran claramente inservibles. Es que parece que te vas a quedar “sin nada”, cuando en realidad es al contrario, pero cuesta tantísimo cambiar el chip… Me alegro de que lo hayamos superado 🙂 Es verdad, es una liberación en todos los sentidos posibles: estás más a gusto en tu casa, sabes exactamente lo que tienes, tardas la mitad en limpiar el polvo porque las superficies están vacías de trastos…. no sé, ¡¡se está divinamente!!
Ahora a mantener el orden 😉
Gracias por pasaros, chicas. Muakk