¿Te atreverías a dejar las redes sociales durante 30 días?
19 Abr 2020 por Isi
El “minimalismo digital” es el título del último libro de Cal Newport, que nos propone una limpieza al estilo Marie Kondo de nuestra vida digital.
¿Alguna vez has medido el tiempo que pasas en cada aplicación del móvil, o en el ordenador mirando redes sociales, Netflix o vídeos de Youtube? Por desgracia, hay un montón de aplicaciones para saberlo; algunas incluso te informan con efecto retroactivo de lo que lo usabas los días antes de instalártela (en concreto, yo he probado Quantum) y ni siquiera te dejan la opción de “portarte bien” una vez descargadas para auto engañarte pensando que tampoco usas el móvil tanto.
Pecando mitad de valiente y mitad de curiosa por lo que estaba leyendo en Minimalismo Digital, decidí comprobar el uso que doy al móvil, y he aquí mis números: esta última semana lo he usado durante 12 horas, de las cuales un poco más de la mitad corresponden a redes sociales (Twitter e Instagram son las que tengo instaladas) y, el resto, a llamadas, Whatsapp (es la que más utilizo para chatear con mi familia y amigos) y aplicaciones que uso de deporte, la previsión del tiempo, etc. ¿Os imagináis tener seis horas libres a la semana? Es muy tentador.
Respecto al ordenador, no necesito descargar nada que me diga el tiempo que pierdo en redes sociales: tengo siempre Twitter abierto en una pestaña del navegador, sin importar lo que esté haciendo… o intentando hacer. Y trabajo prácticamente todo el día delante de un ordenador, así que no requiere más comentarios. Es curioso porque, en mi caso, no uso las redes sociales por aburrimiento (trabajo, estudio una carrera a distancia, hago deporte, me gusta leer, hacer manualidades, escribir cartas… nunca me he aburrido), sino por estrés: cada vez que tengo que hacer algo que es difícil y sé que me va a costar, primero voy a “desestresarme” a Twitter, Facebook e Instagram. Me pasa lo mismo con los periódicos digitales: empiezo a leer noticias y, de repente, ha pasado casi una hora y no he empezado a hacer nada. Ni os imagináis cómo es mi vida ahora con las noticias sobre el confinamiento, los reales decretos, las defunciones y los contagios diarios; una lucha continua por hacer algo productivo cada día.
Pero no todo va a ser autoflagelación: he conseguido mantenerme alejada de la televisión y de Youtube. La tele solo la enciendo los fines de semana, entre 2 y 5 horas semanales en las que veo episodios de alguna serie o una película (normalmente 2 horas el viernes y 2 el sábado, después de cenar); el resto de la semana está apagada. Con Youtube he tenido épocas de ver demasiados vídeos de manualidades, pero ahora solamente lo utilizo para ver las clases de aeróbic, step, zumba, etc. que hago cada día durante el confinamiento y, para ser sincera, espero seguir usándolo así en el futuro, porque he descubierto canales y clases muy chulas.
Volviendo al libro, y una vez estudiado cada caso particular, el autor nos propone abandonar durante 30 días las tecnologías “opcionales” que ocupan nuestro tiempo. No hace falta borrar tus cuentas, sino desinstalarlas y dejar de usarlas en unos casos, o establecer reglas de uso en otros (por ejemplo, en lugar de tener abierto el correo, mirarlo solo a determinadas horas del día). Después de la “desintoxicación digital”, el reto consiste en decidir, una a una, las aplicaciones, redes, etc. que realmente quieres usar porque son importantes para ti, y cómo y cuánto usarlas.
Esos 30 días, aunque serán difíciles, no consisten en sufrir sin más, ya que se supone que debes probar “de manera agresiva” actividades offline. No sé vosotros, pero hay taaaaantas cosas que me gustaría hacer, que tengo la sensación de que un mes va a ser muy poco tiempo 😉
Como seguramente os habréis imaginado ya, he decidido darle una oportunidad al autor y probar en mi propia piel esta limpieza digital. Es curioso que, en cuanto lo empecé a considerar en serio, se me ocurrieron tantísimas razones para no hacerlo que me di cuenta que era solamente miedo, de tan enganchada que estoy. Una de esas razones era precisamente el confinamiento: parece que debes estar conectada para estar en contacto con la gente pero, pensándolo detenidamente, nunca va a llegar el momento perfecto para desconectar y, además, las interacciones en las redes palidecen si las comparamos con oír la voz de la otra persona por teléfono o en un chat de vídeo.
Así que allá voy; deseadme suerte para poder aguantar esos 30 días.
Y leed el libro. No hace falta probar a desengancharse del móvil, pero os dará mucho en lo que pensar.
PD: Uno de mis objetivos durante este mes será leer y escribir más en el blog, así que es posible que comente mi evolución (¿psicológica?) por aquí. Los demás objetivos (que sé que sois cotillas) son: hablar más por teléfono con familia y amigas, escribir cartas, aprender a coser, hacer un álbum de scrapbooking, leer muchos libros, escribir en mi diario, cocinar postres, aprender a dibujar, hacer más deporte, terminar de estudiar las asignaturas de la Uned… y todas las que me dejo en el tintero.
PD.2: Puedes leer cómo me fue durante los 30 días de desconexión aquí.
Título: Minimalismo digital
Autor: Cal Newport
Editorial: Paidós
ISBN: 978-84-493-3705-5
Páginas 256
Precio: 16,90 €
Suerte con este reto! La verdad es que sí, que se pasa mucho tiempo entre las redes sociales. Yo intento no engancharme mucho, pero bueno, ratito a ratito, no sé cuánto tiempo podré perderme por esos lares. Pero intento controlarme un poco. Y el youtube ahora mismo igual que tú, para hacer un poco de gimnasia, sobre todo pilates. De Netflix en este confinamiento estoy abusando un poco…
Besotes!!
Margari: muchas gracias. Esta noche desconectaré las redes y que sea lo que dios quiera.
Yo no publico muchas cosas en las redes, pero sí que paso tiempo mirándolas. Como es infinito, nunca dejas de ver posts, puede durar (y dura) más tiempo del que quisiera.
Creo que cada uno tenemos un punto débil: para unos twitter es irresistible y para otros es youtube… Yo lo que quiero es dominarlo en lugar de que él me domine a mí.
Estoy nerviosilla, así que a ver qué pasa. Un besazo enorme, y nos vemos por los blogs, que son algo que quiero retomar en estos días.
Hola!!
Pues yo no soy de redes sociales… de hecho me he hecho una cuenta de Instagram hace unos días para poder participar en un concurso de microrrelatos, en el que quedaré en una honrosa última posición, precisamente por no tener movilidad en las redes sociales 😛
El móvil sólo lo utilizo para llamadas y para whatsapp, que es la forma de tener noticias de mi gente. El PC lo enciendo nada más levantarme y es lo último que apago antes de acostarme, lo utilizo para ver cosas (la TV sólo la utilizamos para que mi nano vea dibujos animados), escuchar música y demás. Lo necesito para mis trabajillos y ahora, para obtener las tareas escolares del nano.
Cuando necesito desestresarme, lo que hago es jugar una partida en concreto de Heroes of Might and Magic. Mano de santo.
No considero que me domine la tecnología. La considero útil, divertida, pero puedo pasar sin ella, de hecho ha habido momentos de mi vida, por ejemplo tras las operaciones del año pasado, en que he estado tiempo sin nada de eso y lo he pasado tan ricamente.
Lo que sí necesito es leer. Mientras haya libros…
Suerte con el reto 🙂
Osheíta: te lo digo en serio: tienes mucha suerte de no engancharte a estas cosas. A mí me tienen pillado el truco y vaya, menos mal que no me he descargado ninguna de esas otras aplicaciones que pululan por ahí, porque me engancho a todo. Igual con los videojuegos: no los puedo ni probar porque sé que son años potenciales de mi vida perdidos para siempre. Hace muuuuchos años que no juego a nada para no engancharme.
Me alegro de que seas tú la que domine a la tecnología. Mi objetivo es ese mismo; intentaré seguir tu ejemplo 🙂
Estoy nerviosilla, no te creas…